lunes, 14 de julio de 2014

ITINERARIOS POR ECUADOR 2014 (G)

SÉPTIMA ETAPA: G.- CUENCA ….MONTAÑITA
                                                                         (Crónica del 13 de agosto de 2014)
El día 9 de agosto, abandonamos Cuenca con gran sentimiento y nos vamos para Montañita, previa escala en Guayaquil.
El viaje desde Cuenca, es de los que quedan en la retina. Primero hay que subir hasta el parque Cajas, que está a una altura de 4.000m de altitud. El paisaje es "clavadito" a Belagua o a Belabarce, con caballos por los praos y todo. Luego hay que empezar a bajar hasta los 0 m de altitud. Una bajada espectacular, tu estás por encima de la niebla que se agarra a las montañas. Así estás 2 horas bajando, hasta que te cruzas con la general que va a Guayaquil. Esta última parte es llana, los cultivos ya son caña de azúcar, plátano, cacao, etc, totalmente  diferente a todo el paisaje anterior. Para ir a Montañita hay un autobús directo desde Guayaquil, pero como había que esperar dos horas, nos fuimos haciendo una ruta alternativa por SantaElena, y nos salió bien. El paisaje era totalmente desértico con cactus y plantas espinosas. Pocas casas y casi ningún pueblo.
 Llegar a Montañita y no había sitio en ningún hotel. Más vale que habíamos conocido a un tal Javier en Cuenca que tenía un hotel en Montañita y fuimos a él. Cuando llegamos, Javier estaba allí, pero no se acordaba para nada de nosotros. Finalmente nos dio alojamiento. Yo estuve en una comunal de 4 camas, pero solamente estuve los tres días. El pueblo dice la gente que es especial. Es como Sodoma y Gomorra, que está permitido todo. No era nada hasta hace poco y ahora es el Salou de los ingles, pero para los ecuatorianos. Todo son chiringuitos, lugares de tatuajes, masajes, restaurantes, lugares de cócteles y demás. La gente viene atraída por el sourf y por el viva la vida. La mayoría son
ecuatorianos pero te puedes encontrar de todas las partes del mundo. Unos cuantos hippys de alpargata que venden baratijas. Casualmente una era de Santesteban. Gema y Zarra le compraron como 10 pulseras. Argentinos hay muchos. Unos trabajan en los restaurantes para pagarse el resto del viaje, y otros tocan música en la calle. En el mismo hotel había un chico que le estaba haciendo un tatuaje a otro. Para no aburrirse, el receptor, jugaba con el móvil, mientras extendía el otro brazo como si nada. La noche debió de ser de muerte por la juerga y la música tanto en el pueblo como en el hotel. Yo como estaba en el tercer piso no me enteré de mucho. Como tenía una litera para mi, leía en la de arriba y dormía en la de abajo.
 Al día siguiente, domingo, mis amigos se levantaron de mala leche porque no habían podido dormir nada. Paseé por la playa y vi un chiringuito llamado "La Española". Lo regentaba una malagueña,
sobrada en kilos, que me ha contado que hay muchos españoles en Ecuador, también en Montañita montando negocios y que en Cuenca dos de los mejores restaurantes son españoles. Hay aquí uno de Lanzarote que tiene un negocio de avistaje de ballenas, y a él le hemos comprado los pasajes para el lunes. También en este pueblo del "pecado", hay una iglesia dedicada a San Isidro Labrador, que aparece con barba y una mazorca de maíz en las manos, y a la virgen de Montserrat, que curiosamente aparece en la figura BLANCA, (no se qué pensaran los catalanes pero lo tengo en foto).
El 11 de agosto, lunes fue el día de las ballenas. Fuimos primero en un busito a puerto López. Este pueblito de pescadores y ahora de turismo estaba o se veía bastante bien. Tenía un buen puerto, algo que Montañita no tenía. Nos montamos en el barco, y la mañana prometía mucho, pues enseguida vimos un par de ballenas jorobadas, aunque a mí no me dio tiempo a fotografiarlas. Después todo consistía en avistar una ballena a lo lejos, enfilar el barco hacia el lugar donde había saltado y..., cuando llegábamos, ya estaba sumergida claro está. Esperábamos un rato y entonces saltaba en otro lado, vuelta a la persecución. Así estuvimos un buen rato, yo ya me estaba poniendo negro. Además, yo llevaba comparando con los demás una máquina de fotos como de las que regalan comprando una tableta de chocolate. No tiene apenas zoom, y se me refleja todo en la pantalla y no veo a la ballena ni aunque pase a 10 metros. Total que tenía que "tirar", por el visor, o por un rectángulo que se ve directamente la figura. Pero entre que tengo astigmatismo y me costaba centrar la cámara en la ballena, para cuando tiraba ya no había nada. Tengo un montón de fotos de mar y en algunas se vislumbra una mancha negra, que yo os lo juro que era una ballena. Las de aquí eran ballenas jorobadas y debían hacer cabriolas sacando todo el cuerpo. En fin, otra vez será. Tenía yo la imagen de Argentina , de Puerto Madrys donde las ballenas franca dejaban acercarte a escasos metros e incluso pasaban por debajo del barco, y así sí pude hacer buenas fotos., en fin, otra vez será.
Cuando volví al hotel, en la playa había una chica que daba masajes por 2 $. Le dije que enseguida
volvía. Cuando volví estaba con otra chica y un chico dándole a la cerveza y al canuto. Me dijo que ya no tenía ganas de dar masajes y se ofreció el chico. Le dije que de eso nada y me fui. Por el
camino me reía de una anécdota que les pasó a mis tíos "los Antero", hace muchos años, cuando contrataron a la Paula, una gitana bella de Sangüesa; para ir a coger olivas al olivar. Al día siguiente se presentó el marido porque la tal Paula o no podía ir o no quería. Cuando vieron al marido mis tíos le dijeron: “Tú vienes, pues ya te puedes volver”. A mí me pasó lo mismo con la masajista que no quería y el novio que se ofreció. Hay que echarle un poco de "salsa" a la vida, que ella ya nos pega bien. Más adelante en la misma playa sí había un masajista que lo estaba haciendo de maravilla. Le pregunté el precio y me dijo que 20$, pero que el masaje duraba más de una hora. No estaba dispuesto ni a esperar ni a pagar y me fui sin masaje.
En esta última noche en Montañita, nos fuimos a cenar al Casa Blanca y a ver el espectáculo callejero de los malabaristas, grupos musicales, tragadores de fuego y todo eso que ofrece un pueblo que hace poco no era nada y ahora vive solo del turismo, del barato y del caro. Es el lugar donde más gente tatuada he visto, tanto mujeres como hombres. Había un chico que tenía tatuada hasta la cara y además con colores. Le pedí permiso para hacerle una foto y..., me dejó. Me quedé con las ganas de preguntarle a ver cómo se desenvuelve en su vida normal. En fin que aquí a Montañita hay que venir siendo joven ( ya imposible) y con ganas de marcha. Mañana nos vamos a Guayaquil desde donde empezaré el camino de retorno hasta Panamá.

 Agur. Dani

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