NOVENA ETAPA: …. VUELTA A CASA Y ÚLTIMOS DÍAS EN COLOMBIA
(Crónica del 19 de agosto de 2014)
El sábado 16, a eso de las 6 de la
tarde cogía el autobús para ir a Medellín. A la terminal fui en taxi,
porque cosa curiosa, también hay otros que te llevan como pasajero, pero...
solamente pueden llevar a mujeres. Me quedé sorprendido, pregunté por
esa discriminación y el taxista me dijo que era por seguridad, que dos
hombres en una moto es peligroso para los robos. Acepté la explicación,
pero en Brasil, creo que en Macapá, fui en una moto de
"bulto", y nadie decía nada.
El viaje en bus, fue como todos.
Aunque iba preparado para el frío, este me venció. No sé qué manía
tienen con poner el aire acondicionado a tope por la noche, todo el mundo va
con manta, y yo estuve a punto de comprar una. La "poli",
subió cuatro veces al autobús a lo largo del viaje, pidiendo la "crélula",
y mirando en la bodega del bus. A mí no me molestaron mucho al ver el
pasaporte, pero era todo esto bastante rollo. Pasamos por Popayán, ya de
noche y así continuamos hasta Pereira, donde se bajaron casi todos los
pasajeros del bus, lo cual aproveché para cambiarme de asiento y ponerme
en uno que diera el sol y desentumecer los huesos. Seguimos el trayecto
y pasamos por una población que se llama Las Pintadas, tiene buena
"pinta", lo dejaremos para una próxima ocasión. Desde Pereira
hasta Medellín, el paisaje es precioso, regado en su mayoría por el
verde de los cafetales, pero todo el rato es subir y bajar, subir y
bajar. Circulan grandes camiones creo que se llaman " mulas", que
justo pueden subir estas pendientes.
A las 11 y media entraba en Medellín,
habían sido casi 18 horas para travesar todo el País desde Pasto hasta
Medellín. Fui al hotel que me recomendó mi amigo Juan, El Versalles y...
sorprendentemente, no me pude alojar allí. No entendía, me dijeron que
si era extranjero no podía, que eso más que un hotel era como una
residencia para nacionales o extranjeros residentes. Juan ya me
explicará como pudo él alojarse aquí. Encontré otro hotel cerca de la
plaza Berrío y allí me alojé por dos noches. Regateé un poco el precio y
la señora me bajó de 40,000 pc a 35,000 pc la noche. Luego me fui a
terreno conquistado, al parque Lleras, al restaurante Thaico a comer. Ya
había estado otras veces. Cuando estaba comiendo, vinieron dos chicas y
se sentaron en la mesa de al lado a comer, claro está. Cuando yo acabé,
pedí mojitos y zumo era un 3X1, fui a lo fácil. Les dije a las chicas
que 3 eran mucho para mí, (mentira), y que beber solo era muy triste (verdad).
Aceptaron, pero una de ellas, Daniela, no bebía, y a consecuencia de ello me
tuve que beber 2. Al calor de los mojitos, pedí otra ronda y entre Juliana
y yo, nos bebimos los tres. O sea que con la excusa de que tres eran
mucho, me bebí 4 y quedé para comer al día siguiente con Juliana. A la
vuelta al hotel, sin ningún problema, en el metro me manejo muy bien.
Como estoy situado al lado del Parque de Botero, paseo por la plaza que
rebosa de "pajaritas" y transexuales. Como decía, creo que
Quevedo, "poderoso caballero es don dinero", se me acercaban ofreciéndome,
"amor del bueno", les digo que no quiero y me responden: ¿por
qué no? Mientras llego al hotel pienso
para mí: buena pregunta, y me voy a dormir. Antes, un "tinto"
es mi frugal cena.
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La gente es muy educada. Cuando me
levanté el lunes: ¿cómo le amaneció, señor?, me comenta la recepcionista
del hotel. Fui a desayunar huevos pericos y al dar las gracias, porque
realmente estaban muy buenos, la camarera me respondió: con mucho gusto.
Así podría contar mil saludos o frases de educación. Fui a continuación
a casa de la madre de mi amigo Jaime, a conocerla y saludarla. Luego
cometí una pequeña imprudencia, me fui caminando hasta el metro por La
Floresta y no había apenas gente en la calle por ser feriado. Hay un
poco se psicosis entre los colombianos, pensando que me van a robar, y
todos ellos me advierten aunque sea a luz del día: no pase por el puente, vaya por
esa acera, tenga cuidado, etc. La verdad es que yo me he sentido muy
seguro y hasta hoy, último día, no me ha pasado nada. Luego fui
nuevamente al restaurante Thaico a comer con Juliana, que apareció
puntual y la sobremesa se nos hizo hasta las 5 de la tarde. Luego cada
uno a su obligación, yo al hotel a preparar la maleta y ella a recoger a
su hijo. Mañana 19, parto para Panamá y abandono Colombia, un país que
me entusiasma. ¿Volveré?. Ahora no lo sé, pero…
Agur, Daniel
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