miércoles, 22 de septiembre de 2010

ÚLTIMOS DIAS DE VIAJE





Mi viaje terminó realmente, cuando llegamos a Salta. Estos días, son un poco lo que se conoce en el argot futbolístico, como los "días de la basura".
El día tiene 24 horas y la hora 60 minutos, y por mucho que quieras correr y que pase, el tiempo tiene su ritmo y no lo puedes cambiar.
Como todo te ha ido bien, estás deseando que acabe el viaje, igual que como estás ahora,; que no te roben, no te pase nada, etc...Es por ello que estos dias sin llegar a ser tensos, son un poco extraños, pués no puedes hacer nada para adelantar el"reloj".
El jueves dîa 12,partíamos de Salta., a eso de las 12 del mediodîa. En las horas anteriores, desayunar en la maravillosa plaza, nuestro café con leche, medialunas, zumo de naranja, y lectura de periódicos.
Comprobamos que la situaciôn en Potosí, ha empeorado. A unos cuantos turistas franceses, los han sacado en avioneta. El cierre de las carreteras es total y hasta han cortado el suministro eléctrico a una mina.
A partir de este día, ya no he sabido nada mâs.
Sobre el corte de Humahuaca, los periódicos argentinos, no dicen nada, tal y como nos comentaban en la misma Huamahuaca. Cuando nosotros "pasamos", las conversaciones se habían roto y las medidas se iban a endurecer, pero no tenemos noticias de la situación.
El caso es que nosotros,para este nuestro último viaje largo en Argentina, nos preparamos bien. Compramos billetes en "la palomera", los números 2 y 3, para poder disfrutar del paisaje. Además, nuestro bus, era de coche cama, osea un lujazo.
Bien situados, nos disponemos a realizar el viaje hasta Buenos Aires de 1.600 Km.
Los primeros 400 Km hasta Tucumán, sin nada especial que reseñar. Hace mucho viento, y en la carretera hay cantidad de "capillitas" del gauchito Gil.
Las rectas,son inmensas, así como los campos de maîz y de caña de azúcar.
El bus como he dicho antes, una maravilla, aunque a veces sea algo tedioso, pues, no puede pasar de 90 Km/h.
Entramos luego a la provicincia de Santiago del Estero, famosa por su música, y tambien por los chistes que sobre ellos hacen el resto de los argentinos.Estamos en la Ruta 9 y hay una gran cantidad de tiendas vendiendo Alfajores.
A eso de las 10 de la noche, paramos a cenar. Esta vez no hubo lugar para la broma de la "compañía", porque no había azafata.
En el restaurante nos dispusieron en mesitas de cuatro, y a Luis y a mí, nos tocó de compañera de mantel, una chica que llevaba una "viola",en sus brazos. Al entablar conversación con ella, nos comentó, que era chilena y que tocaba en la orquesta sinfónica de Salta. Tambien nos dijo que era amiga de Hernan Rivera Letelier, el escritor nacido en las salitreras de Norte Grande, y de quien yo habîa leido dos libros. Tuvimos tema para un ratito.
Después, butaca hacia atrás y a dormir. Un primer sueño, fué hasta Rosario, donde creo que nos paró la policîa y que incluso subió al autobús, aquí llamado omnibús, o tambien: movilidad.
No debió de interrumpir mucho, porque ni siquiera sé, si de verdad pasó. El caso es que seguí durmiendo hasta cerca de Buenos Aires.
La entrada es un poco caótica, debido al trâfico tan enorme que tiene que soportar la ciudad, pero a eso de las 9 y media llegábamos a la estación de Retiro. Habían sido 21 horas en el bus, pero plácidas y suaves. Ni comparación con 12 horas en los buses bolivianos.
Agarramos el metro, aquí llamado subterráneo, y nos vinimos hacia el barrio de San Telmo.
Vinimos al Hotel Brisas, en la calle Humberto Primo y nos dispusimos a pasar los dos últimos dîas.
Hicimos lo típico, pasear por Corrientes, Florida y Lavalle. Fotografíar el monolito, y tambien ir a Iberia. Aseguramos los asientos con nuestra iberia plus, y luego fuimos a comer al restaurante "el gauchito" en la calle Lavalle. En Buenos Aires, ya se sabe, bife de chorizo, con chimichurri, y tira de asado.
Fuí tambien a la mayor librerîa existente, Ateneo, y comprê el libro Memorias del Desierto, sobre el Norte Grande chileno.
Por la tarde, siesta, lectura, unas mandarinas para cenar, y a la cama.
El sábado 14, mientras Luis se iba a conocer el barrio de Palermo y Puerto Madero, yo fuî a despedirme de los amigos del Barrio de Devoto.
Volví en el famoso tren San Martín hasta Retiro, y luego en metro hasta el Brisas. En el tren, me dediqué a observar a los vendedores. Son en general personas jóvenes y educadas. Cada una de ellas utiliza su "marketing". El primero era un vendedor de calcetines. Los llevaba en tres fajos colgando del brazo. Antes de iniciar su venta, nos contó las excelencias de cada clase. Los de deporte, de medias largas. Los de vestir, de otra textura, y luego los cortitos, que aquí tienen un nombre especial, para los botines y zapatos. Acabado su discurso, pasô entre los pasajeros, pero..., tuvo poco éxito
A continuaciôn, uno que vendía unos adhesivos. Este no hablaba, dejaba una bolsita con la mercancîa en cada uno de los pasajeros, y luego..., la recogía. Tampoco tuvo mucha venta. A continuaciôn entraron un pareja de hombres que pertenecían a una congregación medio religiosa que se ocupaba de drogadictos y gente así. Tras un breve discurso en el que nos contô que eran y que fines perseguían, pasô el compañero con el carro y las pastas que habîan elaborado para vendérnoslas. Tampoco tuvieron mucha suerte, todos habíamos desayunado. Luego una gitanilla, que nos dejaba un papel y luego lo recogía... Así llegué a la estaciôn de Retiro.
En el metro, la situación es parecida pero algo mas seleccionado. Aquí alguno recogió algunos pesos. Luis me estaba esperando en la cervecerîa Dorrego, y después de una cerveza, nos fuimos a comer, al ..., Parrilla 1880.
Nos costó nuestros pesos, pero nos despedimos de Argentina con un buen bife y una botellita de vino.
Por la tarde, siesta, ver a Nadal y al Barca, hacer las ûltimas compras y pasear un poco por San Telmo. Mañana domingo dia 15 volamos para Pamplona. Han sido 45 dias y miles de kilômetros.
No hemos cogido ni un aviôn, todo han sido buses. Una vez una moto, y lo demás, zapatilla..El lunes tratarê de poner fîn a estas notas sobre elviaje del 2.010. Agur. Daniel

SALAR DE UYUNI




Voy a transcribir, tal cual copié en mi cuaderno de notas, esta viaje hasta Uyuni.
El viernes día 6, a eso de las 7 de la tarde , en el autobús, Cruz del Norte, nos fuimos.
En el autobús, todos somos "giris", que huimos de La Paz, hacia Uyuni, y luego ver la situación.
En el asiento de adelante, viaja Laura, una chica catalana, bioquímica, encantadora, que nos va a contar lo que le ha pasado a ella y a una conocidad suya.
Laura nos cuenta, como a eso de las seis de la tarde, se dió cuenta de que le habían "robado" o se le había caido la cartera, con algo de dinero y la visa. Inmediatamente, se puso de acuerdo con una amiga( vía móvil), para que anularan su visa. Ella siguió el viaje normal. Algo que tengo que aprender, a desenvolverme en una situación de estas.
Tambien nos contó como a una conocida suya, una chica holandesa, decidió ir a Cusco, en una buena compañía de bus , supongo que sería Cruz del Sur, y como a mitad de camino, los asaltaron cuatro tipos, le encañonaron y le robaron el móvil, el dinero y las tarjetas. De todas las maneras aquí lo mas importnte es el pasaporte, porque allí tienes incluso el billete de avión.
Cuando te cuentan ests cosas te "acojonas " un poco, claro está. pero..., sigues adelante.
En el bús, como ya he dicho, vamos todo "giris", y entre ellos, tres surcoreanos , que resultaron ser unos cachondos. Primero, cuando salió el bus, faltaba uno de ellos, que había ido a comprar agua. Hace falta narices, irse a comprar agua, cuando pasaba ya media hora de la hora teórica de salida del bus.
Se oyen tambien rumores de desabastecimiento de combustible en Uyuni, al no poder pasar los camiones cisternas, ya veremos allá que hay de real, o de irreal.
Aquí, ya se sabe, el bús sale mas tade de la hora, pero al cuarto de hora de salir, el bús para. En este caso era para que el chofer, comprara hojas de coca, para el camino, y no me extraña.
En Oruro, llegamos a eso de las 11 de la noche, y hacía un frío de la pera. De hecho, cuando montamos en el bús, todos teníamos una mantita en el asiento, y toda la gente "nueva", que subía, se traía la suya.
Bueno, nos encontramos en Oruro, y el bús, no proseguía el viaje. Problema:, la policia de Oruro, no les dejaba seguir, porque no había chófer de alternancia. Tras un largo rato, todo se resolvió: Mediante llamadas por móvil, pudo venir otro chofer, y continuamos el viaje.
Fuera de la estación de Oruro, a la salida de la ciudad, había 7 cholitas, que habían ido a la ciudad de La Paz a una feria, y se montaron en el bus. Hacía un frío de la leche, y quizas fuera la única manera que tenían de llegar hasta sus pueblos, pero el caso es que el bus iba completo y ellas subieron ... al pasillo.
Rompimiento de cabeza por nuestra parte, pero nadie cedió el sitio. Yo, tampoco.
Ellas fueron hasta Huari, a dos horas y media de viaje desde Oruro, y de todas las maneras,les cobraron 15 Bolivianos a cada una de ellas. Ellas estaban encantadas de que las hubieran cogido, con lo cual, no hay mas que hablar, en cada sitio, lo que vieras.
En Huari, se bajaron y como no podíamos ir por la carretera general que pasaba por Potosí, cogimos unas pistas de tierra, que ríete de la carretera de la muerte. No podía pegar ojo, y cuando a eso de las cuatro de la mañana, ví que el cristal estaba totalmente helado, y lo limpié con la mano, comprobé que el bús estaba haciendo maniobras hacia adelante y hacia atrás, y era porque todo era Escarcha Helada, y era superdifícil circular por allí.
Miraba y miraba y no daba crédito a lo que hacía el chófer por seguir hacia adelante, pero lo consiguió.
A eso de las siete de la madrugada, entrábamos en el Salar. Algo que no hubiéramos hecho, si no hubiera estado cerrado el acceso por Potosí.
Impresionante el espectáculo de caminar por una superfície blanca de sal, que es igual de extensión que Navarra. Aquí no había ni carreteras ni pistas, conducía un poco a ojo, por referencias de montañas cercanas. Eso sí, no había ni un bache, todo recto y hacia adelante. Le pedimos al chofer, y aceptó, que parara un rato. Aquí nos teneis, en medio de esta inmensidad de sal, antiguo mar evaporado, tirándonos por el suelo de esta blancura y haciendo fotos y montajes.
Fué lo mejor, porque no fué ni un tur ni nada preparado. Surgió, así. Llevábamos horas atravesando el Salar a lo ancho por las circustancias y ahora, tuvimos la oportunidad de parar donde ninguna excursión para.
Mientras los chóferes cambiaban ruedas , todo los del bús, nos entretuvimos en sacar fotos de una experiencia única. Quienes se llevaron la palma fueron los coreanos, que hacían poses estilo buda, o bailarinas tahilandesas. En fín, unos cachondos con los que nos fotografíamos todos.
Una vez hecho esto, ya no teníamos necesidad de hacer ningún tur por el salar, pués luego pasamos por el Hotel de Sal, y tambien vimos como extraían la sal haciendo montoncitos piramidales y tambien bloques de sal, estilo ladrillos.
Hay que tener en cuenta que este salar tiene una superficie de 10.500 Kilómetros Cuadrados.
Cuando llegamos a Uyuni, a eso de las 11 de la mañana de no sé que día ,ya la gente se buscaba la vida. La mayoría querían hacer un tur por el Salar de tres días que les llevara hasta la frontera chilena, pero eso no es del todo posible, porque el bloqueo de Potosí, hace que no haya combustible, en Uyuni, para poder hacer tan largo recorrido. El tren que hace el trayecto Uyuni, Villazón tampoco sale porque el bloqueo no le deja pasar por los límites de Potosí. Por ello hay algunos, que visto lo visto, deciden volver a La Paz y luego, ya veran.
Nosotros, decidimos quedarnos ese día en Uyuni, y compramos un billete de bús para el día siguiente domingo 8, para ir a Villazón último pueblo de Bolivia, frontera con Argentina.
Después de este viaje tan duro, fuimos a un buen hotel, el mas caro de todos lo recorridos, pero que tenía calefacción y agua caliente.
El pueblo este de Uyuni, es horriblemente feo. Parece un pueblo del Oeste, pero sin vaqueros ni casino. Solo frío, a la sombra y calor al sol. Horrible, uno de los pueblos mas feos del mundo que he visto para vivir.
Como habíamos cogido un buen hotel y había que amortizarlo, me quedé toda la tarde en la cama de la habitación, viendo la tele y preparando estas líneas. A Luis le deje que se fuera a la cita con Laura, la bioquímica, solo, por si había suerte...
Volvió a eso de las 10, sin mas y ya preparamos el viaje del día siguiente.
Los runores eran dramáticos. Se decía que además del cierre del distrito de Potosí, iban a cerrar tambien todas las fronteras. De hecho en Potosí había un montón de turistas, sin poder moverse.
El domingo día 8 a eso de las cuatro y media de la mañana arriba. Había que llegar a la frontera como fuera. Para las cinco y media ya estábamos esperando al bus que en teoría tenía que salir a las seis, pero que salió a las siete porque de Oruro en otro bus venían 7 pasajeros que no era cuestión de dejarlos en tierra porque su bus se retrasara. (En nuestro país, por las narices pasa eso )
El caso es que salimos rumbo a un pueblo llamado Atocha. Tócate las narices, tan cerca de Madrid.
El viaje por una pista de tierra, fué suave, y vimos multitud de rebaños de llamas, pero hacía un frio de la leche. Todos en el bus super arropados, con forros polares, pasamontañas, leotardos y cualquier cosa de abrigo.
Atocha era un pueblo de comunicación de buses. Ya no hacía tanto frío, pero con el transbordo de buses perdí el forro polar.
Cambiar de buses y hasta Tupiza. Ni os cuento como era la carretera esta. Todo toboganes, subir y bajar montañas, por una pista extrecha de tiera que discurría entre los 3.500 m de altitud y los 4.000 m.
Poco anates de llegar a Tupiza, ya en el valle, la carretera y el paisaje, cambian asombrosamente.Todo son cardones en las montañas, y valles y cañones.
En Tupiza, nuevo cambio de bus, con las consiguientes broncas por mi parte, con los responsables, pero ni caso.Ya se sabe, ahorita mismo, y tenga paciencia, algo de lo que yo no tengo.
Pero bueno, desde Tupiza hasta Villazón. El viaje, no fue malo, pero la conciencia...Se montaron algunas cholitas, fuera de la estación que como siempre, al pasillo. Al lado mío, había una que llevaba un niño colgada a la espalda en su manta y que a mí. ella me metía el brazo, el codo, y cuando se giraba un poco ,el niño, quitándome mi espacio vital.... Aguanté como pude, por una parte no le cedí el asiento, pero por otra estaba incómodo. Bueno, mas vale que se bajaron y pude ampliar mi espacio.
A eso de las cuatro y media de la tarde llegábamos a Villazón, la mítica frontera que comunica con Argentina.
Cambiamos los bolivianos que nos sobraban, y andando pasamos los trámites fronterizos, sin mayor problema. Solamente que en el paso argentino había una cola de 100 m y yo me colé. Habíamos pasado el paso, Villazón - La Quiaca, inmortalizado por Luis Sepúlveda en su magnifico libro Patagonia Expres, y ya estábamos nuevamente en Argentina.
Un suspiro, un alivio de tranquilidad, porque al día siguiente lunes, los bolivianos cerraban la fronterra de Villazón por problemas reivindicativos. Nos libramos por un día. Ni pensar lo que nos hubiera ocurrido si nos encontramos en Villazón con la frontera cerrada y hay que buscar otras alternativas, teniendo como teníamos cinco días para llegar a Buenos Aires y volar para casa.Todo salió bien, y como dice Luis pasamos del tercer al primer mundo. Los buses argentinos eran fantásticos y las carreteras buenas. Agarramos un bús par Humahuaca, pero antes tuvimos que soportar las impertinencias de la policía antidrogas, que nos hizo bajar a todos con todas las pertenencia, y revisarnos, después de habernos tenido en un salón largo y estrecho incomunicados. No hubo nada y felizmente a eso de las 11 de la noche llegamos a Humahuaca.
El hotel que teníamos en nuestra agenda, estaba completo y..., a esa horas de la noche no es cuestión de cranearte mucho, conque llegamos a uno que sí tenía habitaciones, el hostsal Azul. Era algo caro, pero: calefacción y agua caliente, era un tentación para nosotros. Ni discutir ni nada, Allí nos quedamos, y por primera vez en muchos días, dormimos sin despertador, ni avisos a horas intempestivas para levantarnos, hasta las nueve de la mañana. Lo demás es otra historia para otro día. Agur. Daniel

DOS DIAS EN LA PAZ







Creo que tengo el nímero de globulos rojos, multiplicado por vamos a poner por dos. Esto es agotador, caminar a 3.600m de altitud y todo el rato cuesta arriba y cuesta abajo, te deja hecho polvo. Mirad como será la situación, que nosotros teníamos habitación en el hostal Copacabana en el tercer piso y le tuvimos que decir a la recepcionista, con una excusa banal, que nos cambiara al primer piso, algo ,que si hizo. Pero la ciudad está cambiando a pasos agigantados. Me rio yo de los que se " mofaban" de Evo Morales cuando apareció en Madrid con su "chompita", o la broma que le "gastó" la COPE. Aquí es un ídolo, mas popular que cuando ganó las elecciones, y la mayoría de la gente le adora.
Bolivia está cambiando mucho. El Alto, el pueblo donde está el aeropuerto, ya no es un pueblo de chabolas, si no casas sencillas de ladrillo construidas por todos los sitios. Se ven "cholitas", claro está, pero muchas menos que antes. Os sorprenderías de ver lo "arregladas" que van las bolivianas y la vida que hay en La Paz, la ciudad mas extraña del mundo.
La verdad es que este año, no he pisoteado mucho la ciudad y me he circunscrito al área que rodea a la famosa calle Sagarnaga y al mercado de las brujas.
Como soy hombre de costumbres, vinimos al hotel que había estado antes, y me arreglé la barba con el mismo peluquero, que hace tres años.
Cuando llegamos, después de dejar las mochilas, fuimos a cenar a un local precioso llamado Calicanto. Una antigua casa colonial, con unas "caballerizas", transformadas en restaurante acogedor.
Como llevábamos mucho tiempo sin comer, metedura de pata, pedimos como para un regimiento, y claro, nos sentó mal.. Lo que me llamó la atención es que al lado de nuestra mesa, dos hombres bien trajeados, compartían conversación y "chupe". Cuando nosotros los dejamos llevaban 10 botellas grandes de cerveza,y..., seguían. Aquí el camarero no retira las botellas, si no que se van amontonando encima de la mesa. Si en el "Aitzane "hicieramos eso, Inazio feliz.
Hay un litigio territorial entre Potosí y Oruro, que nos ha hecho cambiar de planes al no poder entrar a Potosí ( a día de hoy), nos iremos directamente a Uyuni, para ver el Salar y luego a Villazón para alcanzar la frontera argentina.
Los libros estan baratos y compré por 6 euros, La Noche de los Tiempos de Muñoz Molina. Probablemente sea fotocopiado.
Luis tuvo un altercado con un "falso" policía que resolvió bien, pero que nos podía haber amargado el viaje. No fué el único engaño que tuvimos. Hoy día 6 teníamos que cambiar algunos dólares, y lo hicimos en la calle. Había dos "cholitas" mayores que parecín la abuelita "Paz", y decidimos cambiarles a ellas. Eran 50 dolares a 7 bolivianos por dólar, hacían un total de 350 Bv. Bueno, pués por increíble que parezca, por tres veces nos entregaron un fajito en el que había 300 Bv. No nos lo podíamos creer. Con la cara de abuelitas que tenían y por poco nos la meten.
La realidad es que en La Paz, nos sentimos bien, eso sí cuando aprendes a andar y dosificar el esfuerzo y la respiración. Por la noche, hay muchísim gente por las calles, tanto en El Alto, como en La Paz.Parecen navidades y la gente haciendo compras. Hoy nos hemos limitado a pasear por el sur de la ciudad, donde estan los rascacielos y los edificios de los ricos, porque aquí esta ciudad es tan singular que los ricos viven abajo y los pobres arriba.Será por lo de la "riqueza" de oxígeno.Hemos visto que hay autobuses que en 13 horas hacen el trayecto La Paz-Iquique. Si tuvieramos problemas por el sur, está sería una alternativa, volver a la Aenida Baquedano y darle al Pisco. Esperemos que no sea así y las próximas noticias os las mande desde El Salar de Uyuni. Agur. Daniel