OCTAVA
ETAPA: H.- MONTAÑITA …. GUAYAQUIL
(Crónica del 15 de agosto de 2014)
El martes 12 de agosto, después de dejar
Montañita, nos vinimos a Guayaquil. Soy un nostálgico de la nostalgia. Pensé
que tenía que llegar hasta aquí por dos motivos: para acompañar a Zarra y Gema
que salen de aquí el jueves 14, y para reencontrarme con Antonia 22 años después
de nuestro
encuentro en Atacames. Ella ya es abuela y yo padre de dos niños que enseguida cumplirán 12 años. Nos vimos, y estuvimos charlando sobre lo que cada uno recordaba de 1.992 y luego, sobre lo que ha sido nuestra vida desde entonces hasta ahora. Fue un encuentro agradable. Yo le traía fotos que había tomado en aquel año y ella me llevó a comer "cangrejo de Guayaquil". Fue imposible lo del cangrejo, todos los locales estaban a tope pues al día siguiente comenzaba la veda del cangrejo, que cambiaba de caparazón y ya no se podía pescar, y todo Guayaquil estaba en los locales donde hasta el día de hoy daban ese crustáceo. De todas las maneras creo que recorrimos todo Guayaquil en coche de arriba abajo, para acabar cenando la socorrida carne de churrasco. A las 11 de la noche me llevaba a mi hotel "El Manso" en el malecón. Te das cuenta que el tiempo pasa no solo en el físico de las personas sino también en el alma o personalidad. Como dije una vez a mi amigo Roberto Centeno, la vida no es como las películas de la tele que le das al "pause" y luego al "play" y todo sigue como lo dejaste. Está bien la nostalgia, pero no sé si es bueno el regreso al "pasado", en el "presente".
encuentro en Atacames. Ella ya es abuela y yo padre de dos niños que enseguida cumplirán 12 años. Nos vimos, y estuvimos charlando sobre lo que cada uno recordaba de 1.992 y luego, sobre lo que ha sido nuestra vida desde entonces hasta ahora. Fue un encuentro agradable. Yo le traía fotos que había tomado en aquel año y ella me llevó a comer "cangrejo de Guayaquil". Fue imposible lo del cangrejo, todos los locales estaban a tope pues al día siguiente comenzaba la veda del cangrejo, que cambiaba de caparazón y ya no se podía pescar, y todo Guayaquil estaba en los locales donde hasta el día de hoy daban ese crustáceo. De todas las maneras creo que recorrimos todo Guayaquil en coche de arriba abajo, para acabar cenando la socorrida carne de churrasco. A las 11 de la noche me llevaba a mi hotel "El Manso" en el malecón. Te das cuenta que el tiempo pasa no solo en el físico de las personas sino también en el alma o personalidad. Como dije una vez a mi amigo Roberto Centeno, la vida no es como las películas de la tele que le das al "pause" y luego al "play" y todo sigue como lo dejaste. Está bien la nostalgia, pero no sé si es bueno el regreso al "pasado", en el "presente".
Después de este rollo
"psicodélico", os cuento que estoy hospedado en un magnífico hostal
en el
malecón, junto al río Guayas. Comparto habitación con otros dos y hay que atenerse a unas pequeñas normas de respeto. Es increíble que para las 6 de la tarde ya cierren todo en esta zona, tiendas y negocios. Ahora mismo estoy escribiendo desde la terracita del hotel, y no se ve un alma, solamente el pasar de los coches. Mañana intentaré un recorrido en el bus turístico. En cuanto a Antonia, al día siguiente no le llamé. Se cerró un círculo en mi vida, (ya pasada).
malecón, junto al río Guayas. Comparto habitación con otros dos y hay que atenerse a unas pequeñas normas de respeto. Es increíble que para las 6 de la tarde ya cierren todo en esta zona, tiendas y negocios. Ahora mismo estoy escribiendo desde la terracita del hotel, y no se ve un alma, solamente el pasar de los coches. Mañana intentaré un recorrido en el bus turístico. En cuanto a Antonia, al día siguiente no le llamé. Se cerró un círculo en mi vida, (ya pasada).
Para las 10 de la mañana ya estaba esperando
en la parada de Olmedo (en honor de un gran alcalde de Guayaquil), a nuestro
autobús panorámica. Así nos enteramos de que la ciudad tiene 3.000.000 de
habitantes. Que el malecón tiene una extensión de 2 Km y medio, y que en un
extremo del malecón se encuentra una torre morisca llamada también la torre del
reloj, de 30 m
de alto, con un reloj , claro está. Al final nos enteramos que la ciudad fue
fundada por Francisco de Orellana en 1.537. La leyenda dice que un
cacique llamado Guayas, juró a su "novia", llamada quil, pelear a
muerte contra los colonizadores y que de allí viene el nombre de Guayaquil. Muy
bonito, pero no dijo si murió peleando o si vivió con su novia. El caso es que
Guayaquil fue un gran puerto fluvial pero que creo que estuvo muy vinculada con
los piratas, Morgan entre ellos, pues hay un parque dedicado a ellos y también
en el cerro de Santa Ana hay un Galeón expuesto. El cerro de Santa Ana, sería
el origen de la ciudad pero ahora se ha convertido en un cerro con unas casitas
muy bonitas (demasiado bonitas para mi gusto),
preparadas para el turista y coronado por un faro y el galeón que os he comentado. Estéticamente muy bonito, pero cada 30 escalones hay un guardia de seguridad. Ah, por cierto, hay 444 escalones hasta arriba. Para abajo también. Cuando llegué a la cumbre había un bar con el cartel: "lo lograste, celébralo", y..., cerveza al gaznate. Por la tarde estuve paseando con una chica colombiana llamada Viviana y que es doctora en microbiología. Muy bien, pero eso, era doctora en microbiología, le tenía que haber sobrado el micro.
preparadas para el turista y coronado por un faro y el galeón que os he comentado. Estéticamente muy bonito, pero cada 30 escalones hay un guardia de seguridad. Ah, por cierto, hay 444 escalones hasta arriba. Para abajo también. Cuando llegué a la cumbre había un bar con el cartel: "lo lograste, celébralo", y..., cerveza al gaznate. Por la tarde estuve paseando con una chica colombiana llamada Viviana y que es doctora en microbiología. Muy bien, pero eso, era doctora en microbiología, le tenía que haber sobrado el micro.
Para despedirnos, los amigos fuimos a
cenar a un asador (regularcillo) y luego a un sitio mas elegante a por nuestra
ración de caipiriñas. Esto estuvo mejor. El jueves 14 de agosto ellos se iban
al aeropuerto para volver y yo a la terminal de buses, para empezar mi regreso
a Panamá. Esto ya será otra historia.
Agur. Daniel
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