lunes, 21 de julio de 2014

Y AHORA ... A COLOMBIA (A)

PRIMERA ETAPA:  A.- ALBROOK (PANAMÁ) // SANTA FE DE ANTIOQUÍA (COLOMBIA)
                                                                         (Crónica del 26 de julio de 2014)
Uno de los motivos de este viaje y el diseño de la ruta estaba motivado por el paso entre Panamá y Colombia. El paso entre Ecuador y Colombia también tiene su gracia. Pasar andando por un “territorio de nadie”, hoy lo vamos a hacer. 
Llegamos con mucho tiempo al hall del airport y una azafata “agarra guiris” nos hace todos los trámites. Pesan nuestros bolsos y también a nosotros. El avión así lo requiere, vamos a volar 15 pasajeros en un birreactor época 2ª guerra mundial marca De Havilland Twin oter serie 300.
En la sala espera vemos pasar aviones de todo tipo, jets nuevísimos, avionetas, hércules. De repente llega un bitxo haciendo un ruido infernal, se bajan unos 15 pax con felicidad de que siguen enteros. Nos tememos que eso es para nosotros. Pasamos por pueblos muy perdidos de la selva del Darién (selva que la panamericana no ha podido atravesar y por lo tanto todo el transporte terrestre se convierte en naval). Ascenso y descenso “infantil”, nos encomendamos a las pericias de los pilotos, solo nos queda llegar sin mucha “montaña rusa”. Desde el aire entendemos cómo a ese rincón del país sólo se puede ir en avión o patera, hemos llegado a Puerto Obaldía.
El aeropuerto es una caseta, con sala de espera y dos cuartos más. Las maletas te las coges tú de la avioneta, como si vinieras en bus y de allí, andando 400m, llegas al pueblo.
Superamos la prueba de los pasaportes y ahora  a la playa-escombrera a coger la pangaestellesa. Cuando nos reúnen a todos 10 pax, tenemos que montarnos “como puedas”, oleaje fuerte no hay muelle, desde la playa la barca se mueve al ritmo de la ola. Algunos como no pillan ola, les pilla la ola y se mojan hasta la rodilla.
En estas embarcaciones sientes lo mal y jodidos que tienen que estar todos los que emplean estas embarcaciones para buscar “un mundo mejor” en Europa, máxime si no han visto nunca el mar y no saben nadar. 30' de panga-panga o el ruido que se parece al chocar la chapapatera en las olas, saltos entre olas de dos a tres metros, con chalecos de la época del titánic...... el sonido se mezcla con dos motores superfueraborda, la gente como si estuviera en una atracción de fiestas, gritando... Atravesamos el cabo Tiburón,, vemos desde el agua el último pueblo castigo de Panamá, La Miel, hace dos años llegamos allí subiendo-bajando una colina que hace la frontera terrestre desde Sapzurro, Colombia. Después de amoratarnos todo el trasero, nos relaja el llegar ¡¡ya¡¡ a Capurganá, Colombia. Nos dirigimos al puesto aduanero, está cerrado, “abrimos a las 14.30h nos dice el recluta vigilante. En frente tenemos el hostal Capurganá, nos alojamos, muy bueno 12 €, con todo, wifi, baño privado, nuevo, cambian moneda, billete bus............
Capurganá es un pueblo muy apacible, lástima que solo se puede llegar o por mar o por aire, el aeropuerto está en plena plaza mayor, que a su vez es el campo de fútbol.
La panga del día siguiente no nos deja relajarnos, así que para las 6.00 am, antes que el mar se despierte nos llaman para embarcar, plus maletil, nos pesan los bolsos y el “pesero” te dice la cantidad que le da la gana y nosotros a pagar 8€ de sobrecarga. No hay justificantes pero es así.
Después vienen los controles policiales y el llamar para subir a la barca. Primero mujeres embarazadas y luego por orden de lista, pero a mi me llaman y me dicen algo que no entiendo. Zarra que está detrás y ha escuchado, dice: sí y el poli me hace seña de que ya puedo subir a la lancha. Mas tarde cuando entra Zarra le pregunto a ver qué dijo el poli cunado me señalaba y me dijo. ¿tercera edad?. Lo demás ya lo sabéis. Me va a entrar complejo. Bueno, saltemos capítulo.
En la lancha entramos 35 personas, más todos los equipajes previamente pesados. El recorrido es por el golfo de Uraba de Capurganá a Turbo. Dos horas de trayecto. Empezamos a toda castaña,  nadie habla, la lancha sube las olas y cae a peso, así durante tres cuarto de hora. Tenemos que parar porque una mujer empieza a vomitar lo del día de hoy y hasta lo de antesdeayer. Seguimos con el baile, cojonudo para mis amigos con hernias discales,. Al caer la barca de plomo te mete una sacudida la columna que o te pone bien el disco, o se te salen unos cuantos más. Nadie habla, a mi lado va un misionero que le han destinado a la diócesis de Monzón (Aragón). Este me parece que va rezando.
Después de dos horas de tensión y vibraciones de la columna, llegamos a Turbo. Mi primera
intención era quedarme y proseguir al día siguiente. Esta población es en su mayoría de raza negra y ya la conocía de hace dos años. El caso es que de repente, cuando íbamos con los bultos se presentó un autobús "pirata", sin llegar a la estación y para cuando me di cuenta ya estaba arriba, rumbo a Santa Fe de Antioquia. El bus era bueno, pero nos querían cobrar de más. Zarra consiguió poner al ayudante en su sitio y pagar lo que debíamos. El camino al principio hasta Apartado, es recto, pero cada 300 metros hay  guardias dormidos o rompemuelles que hacen parar en seco al bus para superarlos, poco después esta los guardias vivos que también, de vez en cuando, paran, suben al bus, exigen la documentación y la meten en un ordenador que llevan. Con nosotros se conforman con ver en el
pasaporte el sello de entrada. El viaje, me pareció mortal, con dos puertos a superar, uno de ellos de 2.000 metros y eso que en el plano todo era llano y relativamente cerca. La dichosa carretera esta en obras y de verdad ante el cartelito de pare-siga tuvimos que parar y seguir unas cuarenta veces, contadas. Se me olvidaba, en el primer trayecto, en el recto, todo eran bananeras y campos de piñas. También había un local estilo paraguas en grande en el que ponía: no te dejes vencer por la edad, ven y pásatelo bien. Local: La Viejoteca. Había unos cuantos moviendo esqueleto, ya sabéis, para el retiro. Aquí en Colombia, no hay problema.
 A eso de las seis y media de la tarde llegábamos a Santa Fe y habíamos salido a las 10 de la mañana para hacer una distancia no muy grande. Vinimos al hotel donde estuvimos hace dos años, pero habían cambiado de dueño y pienso que había venido a menos. Pese a todo, nos quedamos, no teníamos ganas de mirar más. Luego tuve el casi ataque de nervios con los cajeros automáticos que no me daban dinero. Tuve que pedir ayuda a un lugareño y..., funcionó. Para celebrarlo, nos fuimos a un restaurante de postín y..., para empezar, la cerveza nos la sacan en unas grandes bases con hielo hasta la mitad del vaso. Más vale que luego la carne estuvo buena, la ensalada era con fresas y la segunda cerveza afortunadamente nos la trajo en botella.
El viernes 25, lo hemos pasado en el pueblo, yo sin salir apenas. Por la mañana internet, tomar unas cervezas en la plaza, viendo como venden sombreros y como pasan los vaqueros en sus caballos, y desayunando huevos pericos con arepa y queso. Por la tarde, siesta, lectura, jugo de maracuyá en una terraza y paseo por el pueblo tratando de fotografiar a un vaquero que en vez de en caballo o en mula, venía en buey, cargado y atado como si fuera una mula. Ahora a cenar, que mañana nos vamos hasta Calí, haciendo escala durante el día en Medellín. Hemos decidido ir primero a Medellín que se encuentra a hora y media de aquí, dejar las mochilas en consigna y recordar y recorrer la ciudad, yendo a ver el museo de Botero y el parque Caldas, para a la noche en autobús nocturno ir a Calí y..., a bailar. Ya os contaré.

Agur. Dani

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