martes, 22 de julio de 2014

ESTE VERANO ... PANAMÁ (G)

 OCTAVA ETAPA:  F.- VALLE DE ANTÓN // CIUDAD DE PANAMÁ
                                                                         (Crónica del 25 de julio de 2014)
Hoy lunes 21 de julio nos levantamos a las 5 de la mañana. Tal nos invitó al desayuno y el abrazo de despedida fue vigoroso, de los de verdad. La noche anterior estuvo sin hablar en la habitación y es que la situación con los israelíes  no era muy boyante. Pero, siempre da pena despedirse. En la Gran terminal de buses, nos separamos. Un poco lo necesitábamos. Aproveché para comprobar si estaba bien lo del vuelo de Medellín a Panamá (lo había comprado por INTERNET) y..., estaba bien. Desactive el roning del teléfono para poder llamar desde Colombia y esto no ha funcionado bien, tengo que ir a locutorios internacionales.
Al llegar a casa los hijos me hicieron cinco minutos de caso (siendo generoso) y siguieron a lo suyo. Seguí cargando pilas para el viaje que me esperaba: me corte el pelo y la barba (me encanta ir a las peluquerías), compré un reloj, pues el otro lo fastidié metiéndome en una piscina de agua dulce con él, y poco más. Ya veo que soy como dicen aquí "pataperro" y ya quiero largarme para otro lado y eso que solo llevo un día con la "familia". El martes 25 me despertó una llamada de Yomaira diciéndome que le habían despedido. No lo podía creer. Hablamos y hablamos. Ya se sabe, las personas que somos soñadoras, nos creamos un castillo en el aire, y se derrumba al menor soplido. Dediqué el día a Ekaitz y Enara. Con mi cuñado Marquitos, nos vinimos al Moll (gran superficie) de Albrook. A mi no me gustan nada, ni estos ni La Morea en Pamplona pero, alguna vez hay que hacer de padre "moderno". Enara disfrutó porque desde que está en Panamá no había podido utilizar el wasap, por no haber wifi en casa. "Guasapeó" todo lo que quiso y más. Ekaitz a su vez se llevó la tablet, bueno, con la emoción los auriculares se los dejó en casa y tuvimos que comprar otro. Además había unas tiendas enormes donde podía jugar en una pantalla gigante con la Play Steision y allí que estuvo. Yo para pasar el tiempo me había traído el libro de García Márquez, Vivir para Contarla, pero..., me había dejado las gafas en casa, o sea que igual que si me hubiera dejado el libro. Comimos como es preceptivo en uno de esos lugares de hamburguesas, papas fritas y cocacola como buenos yankees y..., ya no podía aguantar más y, para casa. Le dí algo de dinero a la suegra para el mantenimiento de mis hijos, porque yo me iba al día siguiente para casi un mes y me fui a la estación de autobuses a esperar a Yomaira que venía de Pedasí.
En la Gran terminal se concentran todos los buses que entran y salen de Panamá Capital para todos los lugares del país. Siempre me ha gustado en Sudamérica el mundo de los autobuses. Hay otros mundos que se me escapan en relación con la ciudad en donde están; son los aeropuertos y las estaciones de tren. Sobre los aeropuertos ya hablé al principio. Me parece un mundo muy aséptico, formado por gente que camina con la cabeza baja y que solo tira del "carrito". Muy bien vestida y guapa en general y que no sabe como matar las horas tediosas de espera y el aburrimiento. Pocas, muy pocas veces me ha pasado algo interesante en los aeropuertos, me refiero a contacto con gente. Las estaciones de tren han sido mitificadas por las películas y siempre están las despedidas lacrimógenas y volveré... Aquí si he tenido alguna escena de estas cinematográficas cuando hacía la mili en Madrid y salía con Mercedes. Las estaciones de buses son otra cosa, la gente es como más normalita y variopinta. Si el viaje ha sido largo, todo el mundo baja estirándose y centrándose en encontrar su maleta o mochila. Aquí en la estación central de Albrook, venían buses de todos sitios, con nombres curioso y sonoros: de Chiriquí, de Colón, de Chitré, de David, de Aguafría, de Bocas del Toro, de Penonomé, de...así podría seguir contando infinidad. Los indígenas se bajaban con una cara inexpresiva. Las mujeres con los trajes de su etnia y unos cuantos críos y los hombres con esas gorras yankees que no me gustan nada. Me lo pasé bien, contemplando durante hora y media béisbol, los distintos rasgos, vestidos, gestos andares, y saludos de esta amalgama de razas.
 A eso de las 9 vino el autobús de Las Tablas  y de él descendió como una modelo Yomaira. Fuimos a cenar al Benidorm 2  que es el hotel o el restaurante del hotel donde están alojados Zarra y Gema y tuvimos una velada muy confidencial e interesante o que se prolongó por largas horas. El día siguiente iba a ser duro con el paso de fronteras y a eso de las 7 de la mañana aparecí en casa de mi suegra me despedí de los hijos y me fui para el aeropuerto de Albrook. Los recuerdos, sentimientos y momentos dulces, son míos aunque ahora solo sean recuerdos.

Agur. Daniel

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