lunes, 19 de septiembre de 2011

De Iquitos a Leticia









El domingo 17, teníamos que proseguir Amazonas abajo, hasta Leticia. Como era de esperar, el "cuartelero" del hotel se quedó dormido y nos despertamos por nuestras propias sensaciones. A las 5 de la mañana, ya estábamos todos en la puerta del hotel y a las 5 y cuarto, en el puerto.
He sido el primero en embarcar en el Challenger IV, que es una lancha rápida.
Esta vez hemos escogido esta opción, en parte por ganar tiempo y, también por vivir otra experiencia,
Es una lancha rápida, con capacidad para 44 pasajeros, y que lleva una velocidad de 60 Km por hora. Es un poco claustrofóbico, pero es lo que es. Partimos puntualmente a las 5 de la mañana y, en las dos primeras horas todo fue tranquilo. Yo iba sentado adelante casi al lado del piloto y observaba todo lo plácido que iba el viaje aunque fuera en "una lata de sardinas". Al cabo de dos horas parecía como si hubiéramos dejado la "autopista" amazónica y hubiéramos entrado en una carretera secundaria. Olas pequeñas y multitudinarias chocaban contra nuestra proa y parecía que estuviéramos en una batidora. Chop,chop,chop, saltito para arriba y caída a plomo. Lo mejor para mis riñones. Felizmente fue como media hora nada mas, luego volvimos a la "autopista" amazónica.
A eso de las 11 y media paramos en San Pablo (el pueblo de los leprosos), pero no nos dejaron bajar, tan solo entregar unos paquetes y proseguir. Aparentemente era un pueblo de la ribera amazónica igual que los demás y el piloto tampoco nos dio explicación sobre la leprosería. A continuación nos dieron una especie de bandejita, una coca cola y... a comer como pudieras porque el barco no paraba. El menú, el típico: arroz con una presa de pollo.
Cometo una imprudencia, saco el brazo por la ventanilla para sacar alguna foto, pues íbamos por un brazo del río cerca de las orillas y... se me desata el correaje de la cámara y se me queda colgando en la muñeca. Menos mal, si no me amarga el viaje.
En Chimbote paramos ante un control "fluvial" de la policía y nos piden el pasaporte y el papel que nos dieron cuando ingresamos en Perú en inmigración. Esta vez lo tenía junto al pasaporte, recordando que cuando en el 84 vine a Perú y luego pasé a Bolivia, por culpa del dichoso papelito, pues no lo llevaba al pensar que no servía para nada, tuve que pagar al "poli" para que me hiciera otro y pudiera pasar al otro país.
La distancia que vamos a recorrer es de unos 470 Km, que son los que acortaremos a los más de 1.770 Km que hay desde Iquitos hasta Manaus.
Pasamos por un pueblito llamado Caballococha y en ese tramo del río ví mi primer delfín amazónico. No pude fotografiarlo, pero lo ví. Tambien en este tramo del río nos cruzamos con un barquichuelo que iba hasta los topes con arena de río, y nuestro "piloto" para mucho antes del encuentro para no desequilibrarle con las ondas que generaba nuestra lancha. A eso de las dos de la tarde, se desató una tormenta que impedía la visión a pocos metros. No se veía ninguna orilla. Despacito, despacito, seguimos avanzando y afortunadamente la tormenta pasó y para las tres de la tarde llegábamos a Leticia. Curioso lo de la policía de fronteras en Leticia ( Colombia).
No había aduana. Nosotros teníamos que ir a buscar a los aduaneros que están en el aeropuerto a unos cuantos kilómetros del muelle. Tuvimos que agarrar un motocarro para ir hasta la "aduana" del aeropuerto y el conductor del vehículo era Marco Aurelio Bernal, ciclista profesional que en el 91 corría con el Kelme. Total, llegar y para nada. Era domingo y los aduaneros se habían ido, así que tendríamos que regresar al día siguiente para regularizar nuestra situación en Colombia, como así hicimos. Y es que en esta cuestión de sellos en el pasaporte hay que andar con cuidado y tenerlo todo bien.
En Leticia fuimos al afamado Hotel Anaconda (se hospedó Javier Reverte en su Viaje por el Río de la Desolación), pero..., no nos quedamos. No es que no nos gustara, sino que nuestro presupuesto pese al regateo no daba para los 60 dólares diarios.
Nos vinimos a uno un poco mas modesto, Fernando Real, en donde la individual salía por 20 euros.
Yo había estado en Leticia en el 85 y como dije antes me metieron a la cárcel por no llevar el pasaporte a mano. De los personajes que conocí en aquella época, todos habían muerto: Antonio el de las cervezas, el padre Antonio, catalán que nos sacó de la cárcel, El Brisas del Mar que fue el "Local" donde nos alojamos, pero...,"el grillo", un riojano de 75 años seguía al frente de su café La Barra y charlé un rato con él.
Hoy hemos ido a Tabatinga para tramitar la continuación del viaje. Esto ya es Brasil aunque las dos ciudades están seguidas, pero hay que hacer otra vez el rollo burocrático.
Nos han dicho que el miércoles 20 hay un barco que baja hacia Manaus, pero el precio en camarote es muy alto y viajaremos en hamaca. Ya os contaré. Daniel

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