ETAPA Nº 13 MEDELLÍN
a las 11 menos cinco llegaba a la terminal de buses y a las 11,salía. Increíble,solamente íbamos dos pasajeros, así fuimos hasta el final de viaje. No sacó ni para pagar la carretera, porque aquí todas las carreteras tienen peaje. las motos creo que se libran.
Llegar a Medellín y como era a terreno conquistado, de la terminal norte al metro y de allí a la Plaza Botero, cerca de la cual se ubica mi hotel.
Fui al Bella Villa e increíble, estaba completo, claro era fin de semana. El gerente me dijo que ya me iban a dar algo y al poco me dieron la 308. Se me queda el número porque era una habitación individual, con una bañera con yacucci que ocupaba más de la mitad de la habitación.
Gente y gente en la ciudad. Bueno, sin hacer historia ya sabéis que Medellín es famosa por tres cosas. Todo lo relacionado por el capo Escobar, Botero y su museo y todas las esculturas en bronce que están en la plaza que lleva su nombre y..., aquí murió Carlos Gardel el rey del tango en un accidente de aviación.
Como siempre, di una vuelta por la plaza del insigne artista y luego me afeité la barba. Era una barbería toda de barberos, las mujeres eran las que llevaban el negocio por dos dólares como nuevo.
La señora fue todo amabilidad y me dijo a ver por cual quería cambiarlo. Me ofreció unos cuantos y no me convencían ninguno, así que decidí llevármelo a cas. pero a los pocos metros vi en un puesto callejero, el héroe discreto de Vargas Llosa. Volví a la librería y le dije cual quería. Aunque ella no lo tenía me lo consiguió y aún estaba dispuesta a darme 2.000 pesos por el cambio. le dije que de eso nada ,que uno por otro y tan amigos. Esto es algo curioso, que compres un libro, lo leas y luego lo puedas cambiar por otro de un valor similar .Luego me fui por la Plaza Bolívar, donde ya a esa hora, estaba llena de señoritas de la noche, digo señoritas porque había muchas menores era peligrosillo andar por aquí, y de hecho a mi me robaron el móvil, pero con ayuda de gente honrada lo puede recuperar, pero el cuerpo seme quedó como para tocar el tamborilero. Fueron momentos de angustia felizmente resuelto. Aún tuve la moral de subir al Bar- Bailadero Cacique, que estaba pegado al hotel. La gente bailaba o tomaba tragos, me dijeron que luego iba a haber espectáculo de ballenato. Yo tenía dos razones para no bailar; una, porque no tenía pareja y aquí sacas a bailar a otra y se puede producir una balacera, como nos pasó en Cali hace muchos años, y otra razón porque no se bailar y con la Marisa y la Lupe, no aprendí nada. me fui a mi flamante habitación.
Aquí es donde el novelista Cerdá sitúa su novela El Barro de Medellín.
Yo estuve recorriendo el barrio, la plaza, entré a la biblioteca y fotografíe casa a medio encalar o de ladrillo puro y duro, tal y como aparece en la novela.
Ya mas contento regresé para el hotel, pasándome antes por la plaza Botero. Allí ví como era el negocio de los móviles robados. En un manta, un señor vendía las baterías de todos los tipos y tamaños. En otra, las carcasa y los protectores de todos los colores, y finalmente en otra los móviles me imagino que vacíos, solo el móvil. Con gran pena me iba para casa porque era el último día y estaba un poco nervioso a que me pasara algo y no poder coger el avión al día siguiente.
Por primera vez desde que salgo de Medellín, no tuve problemas con los controles y..., el vuelo fue placido y tranquilo. Pero vi las imágenes de televisión en las que ese día o el anterior se había estrellado un avión en la selva de Papúa. Este relato lo dejo para los esotéricos.
Bueno tuve problemas nuevamente con la mochila pero ya estoy en
Panamá. El 20 regreso, espero hacer la última crónica. Agur, Daniel.
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