Era el martes 4 de agosto
cuando me monté en el autobús camino de Cartagena. Había procurado calcular bien y cogiéndolo a las 5 de la tarde confiaba en llegar a Cartagena a eso de las 6 de la mañana, como así fue. Como hacía calor iba con unos vaqueros cortos, sandalias y una camiseta blanca de propaganda. Gracias a los beneficios del aire acondicionado, al poco tiempo me tuve que poner el jersey. Cuando hicimos una parada para cenar, me puse unos pantalones largos, comprados en Nepal, Nort Face de imitación y encima los vaqueros cortos. Para rematarlo en el bus me puse unos calcetines negros y las sandalias. Todo esto acompañado de una mantita que me había traído de Panamá.
De esta guisa aparecí en la ciudad caribeña. Agarré un colectivo estilo villavesa y con la mochila, jersey, calcetines y pantalón sobre pantalón, me vine al barrio de Getsemaní. Supongo que a la gente le extrañaría mi figura, pero nadie dijo nada ni se rieron. Al barrio Getsemaní es a donde venimos todos los mochileros y yo ya había estado en el hostal La Española, que es donde me alojé. Esto para que no digan que no soy patriótico. Angélica , que es la recepcionista, me hizo una foto con el andamiaje que llevaba, me arreglo el móvil, para utilizar el Wassap y me hizo un pequeño descuento por veterano .Aunque no había dormido, después de una ducha, fui a pasear por la parte colonial.
Como hacía mucho calor decidí volverme al hostal pero antes pasé por la taberna cubana donde hace unos años en compañía de mis amigos tomábamos cervezas y conocimos a Imanol, un tipo de Pasajes, muy majo. Pedí mi cerveza Club Colombia y el precio eran 3.500 Pc. Le dije al camarero, .. toma este billete de 5.000Pc , te doy una moneda de 500 pesos y así me devuelves un billete de 2.000 Pc. No había manera de que comprendiera eso. Al final cogió el billete me devolvió 2.000 pc en monedas y me lo cambió el mismo por un billete de 2.000 Pc. No dije nada, pero pensé que igual tenía que venir yo a Cartagena como profesor de matemática Como ahora funcionaba el Wassap, cuando llegué a casa tenía un montón de mensajes, entre ellos uno con la esquela de Jesús Sola , Madaleno. Enara también contactó conmigo solo para decirme que Ekaitz estaba todo el día con la Tablet, foto incluida .Cuando bajó el sol, fui a recorrer la ciudad Aquí se rinde homenaje a españoles ilustres como diría Miquel Silvestre, el del programa televisivo, Diario de un Nómada. En la parte Colonial, en la famosa Plaza del Reloj hay una estatua de Pedro de Heredia fundador de la ciudad. A un costado, en la bellísima Plaza de la Aduana, aparece una estatua más pequeña. de Colón. En el fuerte de San Felipe, está la estatua de D. Blas de Lezo. Personaje muy curioso, que fue capaz de derrotar a los ingleses cuando cercaron Cartagena. Echar mano de Wikipedia para saber algo mas de este personaje, prácticamente desconocido por todos. En la Plaza del Reloj, se rodó una escena de la película La Misión, en la que aparece Robert de Niro con los indios guaranís que había capturado. El cine es el cine y desde las Cataratas de Iguazú hasta este norte de Colombia hay una distancia grandísima, pero...., el cine es el cine y los captura en Iguazú y los lleva andando hasta Cartagena. De vuelta al hóstel y hablando con la encantadora y guapa Ángela, aunque me pareció menos ncantadora cuando apareció su marido y sus dos hijos, me contó que el hóstel es de un señor que tiene mucha plata y que ni aparece por allí. Este era uno de los negocios que íbamos a montar mi amigo Juan y Yo, cuando no tenía yo las responsabilidades que luego adquirí, y que solamente conozco a uno de Sangüesa que lo hizo. El hijo de Sixto Jiménez, no recuerdo el nombre, que montó el Hostel Kaixo en Buenos Aires.
Desistí de ir a Aracataca, porque tenía que invertir mas días y además me comentaron que Gabo, nunca hizo nada por su pueblo, así que decidí que iría a Mompox, a orillas del Magdalena. Comencé a leer ; Travesuras de la Niña Mala de Vargas Llosa , para ver si yo también soy personaje de esa novela, aunque creo que ahora el personaje auténtico es el propio Vargas Llosa y sus relaciones amorosas, puñetazo incluido a Gabo. Ahora me dediqué a recorrer la ciudad. La parte colonial, muy turística, y muy, muy cara. El turismo es de todas las partes del mundo , pero mucho colombiano. Son todo parejitas de luna de miel, grupos elegantes, gente mayor disfrutando de la ciudad y dando la vuelta en esas , calesas, como las de Sevilla tirada por un caballo, con un cochero impecablemente vestido con chaleco y pajarita negra, que les va diciendo aquí la plaza de Bolivar, esto es el Centenario, etc. Yo solo visité el palacio de la Inquisición con un fin didáctico, sacar fotos a los diferentes utensilios de tormento y luego mostrarlos en clase.
Hay otra Cartagena, la de las playas y rascacielos. Allí también fui. Concretamente a Boca grande y..., me engañaron con un masaje en la playa. Una cosa es el precio acordado y otra lo que luego te quieren cobrar. En fin no entré en muchas discusiones porque la masajista dijo que tenía toda la espalda tensa y que se había quedado , doblada, de destensarme los músculos. Vete tú a saber.
La gente va a Playa Blanca y a las Islas del Rosario, pero yo pasé de ir. A mi lo que me gustaba era mi barrio, con los mochileros, bares, restaurantes sencillos, discotecas y juerga.. Aquello era Sodoma y Gomorra, aunque vamos a dejarlo solo en Gomorra, pues si verbalizamos o hacemos el gentilicio de la otra palabra, suena mal. Me lo pasé bien en este barrio de Getsemaní. El último día viernes por la tarde, cuando me dirigía a casa, oí por una calle la canción de ..llorarás y llorarás ...que ya la conocía. El sonido me llevo a la Plaza de la Trinidad, muy cerca del hóstel y que yo no había estado en los tres días. Y..., volaron botellas, sillas, vasos.. Cuando llego a la plaza el dueño o trabajador de una especie de hamburguesería está despachando a trompicones y algún que otro puñetazo a un tipo de mala cara. Cuando este último desapareció todos nos quedamos tranquilos, pero..., que va. Había ido a buscar ayuda, y venía con tres negrazos como armarios. Les señalo de donde le habían echado y..., volaron vasos, botellas, sillas, todo el licor del mundo y todos a correr como en una estampida.
Yo también corrí lo cual no evitó que me regaran de licor y que una botella reventara cerca de donde yo estaba. No pude ver la pelea, me refugié en una especie de pub y..., para los cinco minutos todo esa batalla había terminado , con la presencia de la policía y todo volvió a su ambiente festivo. Yo aprovechando la tranquilidad del pub y para celebrarlo aproveché que faltaba un minuto para las nueve de la noche y en el 2 x 1, tome mojito y caipiriña. Estaba relajado y me dedique también a redactar el diario y ver el ambiente. Cuando volvía para casa, como me encontraba bien anímicamente, me dirigí a una chica que había visto en la parte colonial, diciéndole que le había visto caminar sola y me comento que si que era ella. Como yo también estaba solo le invité a unas cervezas y aceptó. Luego cometí una imprudencia que me pudo costar cara. Su casa estaba al finalizar la calle de mi hotel, pasar un puente y después del monumento a los zapatos Viejos, comenzaba su barrio. Era ya muy de noche y no había taxis. Fuimos caminando y de pronto se me acercó un negro al que por poco no veo, pidiéndome una moneda. Se la dí claro pues luego tenía que volver. La dejé en la entrada de su barrio y me volví más rápido que ligero. El negro de la moneda no apareció afortunadamente y toda la historia, toda, terminó allí. Al día siguiente a las seis de la mañana salía yo para Mompox. Agur.
De esta guisa aparecí en la ciudad caribeña. Agarré un colectivo estilo villavesa y con la mochila, jersey, calcetines y pantalón sobre pantalón, me vine al barrio de Getsemaní. Supongo que a la gente le extrañaría mi figura, pero nadie dijo nada ni se rieron. Al barrio Getsemaní es a donde venimos todos los mochileros y yo ya había estado en el hostal La Española, que es donde me alojé. Esto para que no digan que no soy patriótico. Angélica , que es la recepcionista, me hizo una foto con el andamiaje que llevaba, me arreglo el móvil, para utilizar el Wassap y me hizo un pequeño descuento por veterano .Aunque no había dormido, después de una ducha, fui a pasear por la parte colonial.
Como hacía mucho calor decidí volverme al hostal pero antes pasé por la taberna cubana donde hace unos años en compañía de mis amigos tomábamos cervezas y conocimos a Imanol, un tipo de Pasajes, muy majo. Pedí mi cerveza Club Colombia y el precio eran 3.500 Pc. Le dije al camarero, .. toma este billete de 5.000Pc , te doy una moneda de 500 pesos y así me devuelves un billete de 2.000 Pc. No había manera de que comprendiera eso. Al final cogió el billete me devolvió 2.000 pc en monedas y me lo cambió el mismo por un billete de 2.000 Pc. No dije nada, pero pensé que igual tenía que venir yo a Cartagena como profesor de matemática Como ahora funcionaba el Wassap, cuando llegué a casa tenía un montón de mensajes, entre ellos uno con la esquela de Jesús Sola , Madaleno. Enara también contactó conmigo solo para decirme que Ekaitz estaba todo el día con la Tablet, foto incluida .Cuando bajó el sol, fui a recorrer la ciudad Aquí se rinde homenaje a españoles ilustres como diría Miquel Silvestre, el del programa televisivo, Diario de un Nómada. En la parte Colonial, en la famosa Plaza del Reloj hay una estatua de Pedro de Heredia fundador de la ciudad. A un costado, en la bellísima Plaza de la Aduana, aparece una estatua más pequeña. de Colón. En el fuerte de San Felipe, está la estatua de D. Blas de Lezo. Personaje muy curioso, que fue capaz de derrotar a los ingleses cuando cercaron Cartagena. Echar mano de Wikipedia para saber algo mas de este personaje, prácticamente desconocido por todos. En la Plaza del Reloj, se rodó una escena de la película La Misión, en la que aparece Robert de Niro con los indios guaranís que había capturado. El cine es el cine y desde las Cataratas de Iguazú hasta este norte de Colombia hay una distancia grandísima, pero...., el cine es el cine y los captura en Iguazú y los lleva andando hasta Cartagena. De vuelta al hóstel y hablando con la encantadora y guapa Ángela, aunque me pareció menos ncantadora cuando apareció su marido y sus dos hijos, me contó que el hóstel es de un señor que tiene mucha plata y que ni aparece por allí. Este era uno de los negocios que íbamos a montar mi amigo Juan y Yo, cuando no tenía yo las responsabilidades que luego adquirí, y que solamente conozco a uno de Sangüesa que lo hizo. El hijo de Sixto Jiménez, no recuerdo el nombre, que montó el Hostel Kaixo en Buenos Aires.
Desistí de ir a Aracataca, porque tenía que invertir mas días y además me comentaron que Gabo, nunca hizo nada por su pueblo, así que decidí que iría a Mompox, a orillas del Magdalena. Comencé a leer ; Travesuras de la Niña Mala de Vargas Llosa , para ver si yo también soy personaje de esa novela, aunque creo que ahora el personaje auténtico es el propio Vargas Llosa y sus relaciones amorosas, puñetazo incluido a Gabo. Ahora me dediqué a recorrer la ciudad. La parte colonial, muy turística, y muy, muy cara. El turismo es de todas las partes del mundo , pero mucho colombiano. Son todo parejitas de luna de miel, grupos elegantes, gente mayor disfrutando de la ciudad y dando la vuelta en esas , calesas, como las de Sevilla tirada por un caballo, con un cochero impecablemente vestido con chaleco y pajarita negra, que les va diciendo aquí la plaza de Bolivar, esto es el Centenario, etc. Yo solo visité el palacio de la Inquisición con un fin didáctico, sacar fotos a los diferentes utensilios de tormento y luego mostrarlos en clase.
Hay otra Cartagena, la de las playas y rascacielos. Allí también fui. Concretamente a Boca grande y..., me engañaron con un masaje en la playa. Una cosa es el precio acordado y otra lo que luego te quieren cobrar. En fin no entré en muchas discusiones porque la masajista dijo que tenía toda la espalda tensa y que se había quedado , doblada, de destensarme los músculos. Vete tú a saber.
La gente va a Playa Blanca y a las Islas del Rosario, pero yo pasé de ir. A mi lo que me gustaba era mi barrio, con los mochileros, bares, restaurantes sencillos, discotecas y juerga.. Aquello era Sodoma y Gomorra, aunque vamos a dejarlo solo en Gomorra, pues si verbalizamos o hacemos el gentilicio de la otra palabra, suena mal. Me lo pasé bien en este barrio de Getsemaní. El último día viernes por la tarde, cuando me dirigía a casa, oí por una calle la canción de ..llorarás y llorarás ...que ya la conocía. El sonido me llevo a la Plaza de la Trinidad, muy cerca del hóstel y que yo no había estado en los tres días. Y..., volaron botellas, sillas, vasos.. Cuando llego a la plaza el dueño o trabajador de una especie de hamburguesería está despachando a trompicones y algún que otro puñetazo a un tipo de mala cara. Cuando este último desapareció todos nos quedamos tranquilos, pero..., que va. Había ido a buscar ayuda, y venía con tres negrazos como armarios. Les señalo de donde le habían echado y..., volaron vasos, botellas, sillas, todo el licor del mundo y todos a correr como en una estampida.
Yo también corrí lo cual no evitó que me regaran de licor y que una botella reventara cerca de donde yo estaba. No pude ver la pelea, me refugié en una especie de pub y..., para los cinco minutos todo esa batalla había terminado , con la presencia de la policía y todo volvió a su ambiente festivo. Yo aprovechando la tranquilidad del pub y para celebrarlo aproveché que faltaba un minuto para las nueve de la noche y en el 2 x 1, tome mojito y caipiriña. Estaba relajado y me dedique también a redactar el diario y ver el ambiente. Cuando volvía para casa, como me encontraba bien anímicamente, me dirigí a una chica que había visto en la parte colonial, diciéndole que le había visto caminar sola y me comento que si que era ella. Como yo también estaba solo le invité a unas cervezas y aceptó. Luego cometí una imprudencia que me pudo costar cara. Su casa estaba al finalizar la calle de mi hotel, pasar un puente y después del monumento a los zapatos Viejos, comenzaba su barrio. Era ya muy de noche y no había taxis. Fuimos caminando y de pronto se me acercó un negro al que por poco no veo, pidiéndome una moneda. Se la dí claro pues luego tenía que volver. La dejé en la entrada de su barrio y me volví más rápido que ligero. El negro de la moneda no apareció afortunadamente y toda la historia, toda, terminó allí. Al día siguiente a las seis de la mañana salía yo para Mompox. Agur.
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