El domingo 2 de agosto me levanté para las 6
de la mañana para ir hasta el aeropuerto de Tocumen y agarrar el vuelo para Medellín. No empezamos bien, el METRO que normalmente abre a las cinco, el domingo abría a las siete. agarré un taxi para que me llevara al distrito de San Miguelito ( conocido como el Bronx ), pues desde allí salían autobuses para el aeropuerto. El taxista me dijo que a San Miguelito me cobraba 2 $, pero que si quería me llevaba por 10$ al aeropuerto. Resultó ser un tipo legal. En
el trayecto había un pequeño tapón y estaba la policía hablando con una mujer que se había bajado del coche. Delante de ellos estaba un hombre totalmente tumbado bocabajo en el suelo. Le comenté al taxista si había sido atropello y me dijo que lo más probable es que el señor se hubiera tirado del puente que pasa la autopista y que cayó delante del coche de la chica. Dijo también que esto empezaba a ser frecuente. Ningún problema para pasar el control, el viaje muy bien y tampoco tuve problemas para entrar a Colombia. Al aterrizar me esperaba Juliana y con ella vine al centro de la ciudad. El autobús nos dejo cerca del hotel que yo había dado como referencia en los papeles de entrada el Eupacla. Bueno, dí más vueltas que un tonto buscándolo. Cuando ya maldecía mi fatal sentido de la orientación va y me dicen que en donde yo estaba , se encontraba el hotel, pero que desapareció y ahora era
como un edificio misional o algo parecido. Espero que los de la aduana no la tomen conmigo a la vuelta. El caso es que con Julina, nos fuimos a la zona Rosa, al sitio pijo, que yo ya conocía; al parque Lleras. Allí amén de comer bien, como todo era dos por uno, dos cervezas y luego dos rondas de tres mojitos cada una. Bien para empezar. Después ella se fue para su casa y ya a la zona que me correspondía por disponibilidad económica y porque me gusta ese mundo. El hotel fantástico, por 14$ la noche y muy bien atendido. Lástima que tenía televisión porque por ello no pude seguir leyendo apenas. De Juliana, nada más supe. Di mi vuelta por la plaza Botero y ya me decían que tuviera cuenta orque había muchas "ratas". No me pasó nada. El lunes me desayuné unos " pericos ", con queso y "tinto" fantásticos .Luego fui a la estación de buses a enterarme de salidas para Cartagena.. Volví a la
Plaza Botero y las " palomitas" volaron, había mucha policía. Me imagino que quieren limpiar un poco la zona, pues lo mas turístico de Medellín, con todas esas esculturas faraónicas en bronce de Botero, y el museo en un edificio en la misma plaza.. Comí sancocho de bagre y me vine para el hotel. En todo el viaje era primera vez que me alojaba en hotel. Al lado del hotel está la sala La Nueva Macarena, , con una parte para bar y en el fondo, salón de billares, pero de los de verdad. De los de tres bolas y bandas, bueno también hay de los de agujeros ( creo que se llaman americanos), y pegado a los billares una serie de mesas donde la gente juega a cartas en un ambiente agradable .Yo por estos lugares me siento bien, mas seguro que en lo sitios "ricos". Donde los billares al son de la música había un borrachito estilo Cantinflas en el Oeste, que se marcó en la acera unos pasos fantástico. Bailaba para el, sin esperar aplauso ni compañera por el placer de bailar.. El paseo que conduce a la
Plaza Bolívar, también estaba muy animado y por medio dólar, compré un vasito lleno de trozos de mango. En la plaza y a esas horas lo que si había era muchas "señoras de la noche", en su mayoría negras, aunque también las hay blancas y jovencitas. Copan las plazas de esta zona. Yo veo el asunto, pero ni me acerco ni pregunto nada Esto me debe de venir a que de joven fuimos a ver una carrera de motos a Zaragoza. Hace muchos años, pues corría Angel Nieto. Dormir en el coche claro. Antes de ir a dormir, el mayor del grupo, nos dijo que fuéramos con el a la Plaza del Carbón, que había asunto. Todos fuimos pero yo me quedé asustado al lado de la puerta. Cuando mi amigo pregunto si había trabajo, le respondieron riendo, que si recoger el trigo, otro día la remolacha y cachondeándose. De repente, una de ellas se fijo en mí y me dijo: ven aquí que tienes que tener un pitilín de oro. Abrí la puerta rojo, rojo y no paré de correr hasta El Pilar. De ese suceso vienen estas fobias. A merodear, el morbo y sin que me pregunten nada. En el callejón donde vivo se presta para esto. Hoy martes es último día en esta ciudad de las flores. Un amigo me preguntó a ver cuanto costaba aquí en Colombia la vacuna antirrábica, y por extraño que parezca encontré el centro de vacunación y me enteré del precio y dosis. Esto estaba en la zona bien, Calle o avenida La Playa. Después estuve por los puestos callejeros de venta de
libros tratando de encontrar "Travesuras de la niña mala". Lo encontré por unos 8 euros, y la señora me dijo que cuando lo leyera lo podía llevar y ella me lo cambiaba por otro del mismo valor o similar Me vine pra " casa ", pero antes hice unas fotos a las estatuas de Botero. Ahora después de comer pescado albardado y un "tinto", gentileza de
la casa, me dispongo a ir a autobuses para salir hacia Cartagena desde donde espero escribir alguna crónica. Ah¡ Cuando llegué al hotel me enteré de la muerta de mi proveedor de pochas de Sangüesa. Vivamos. Agur. Daniel
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