Crónica del día 8 de julio
El jueves 5 de julio, con un poco de pena abandonábamos Villavieja. En una camioneta de pasajeros ( 4) vinimos hasta Neiva. Sin salir de la estación agarramos un minubús con dirección a La Plata. No fue posible hacer todo el recorrido, el puente que une las dos orillas del río Magdalena se ha hundido por un desprendimiento y el bus nos lleva mas allá de Hobo, pasado el embalse de Betania hasta uno de los lugares mas estrechos del río. Bajar, cruzar a la otra orilla en canoa y proseguir con otro minibús hasta La Plata. Aquí nos quedamos en la terminal esperando que saliera nuestra camioneta para llevarnos a nuestro destino. Comimos una bandeja pésima y montamos en la parte de atrás de la camioneta para ir hasta La Plata, recoger a mas pasajeros y finalmente proseguir. Aquí en el pueblo vimos una escena curiosa. Una señora que quería trasladar tres gallinas, las había metido en un saco, les había hecho tres agujeros, por donde los animales sacaban la cabeza y lo había colgado de la camioneta. No se si llegaron con bien a su destino y si pudieron con todo el polvo del camino colgadas como iban en el exterior.
La carretera era horrible, polvorienta, sin
asfaltar bordeando el río Paez, unas veces por arriba del precipicio y
otras rozando el río.
Los seis que vamos en el "cajón"de la
furgoneta entablamos conversación, en la que como no surge el tema de
los conquistadores, los espejitos, el oro y todos esos tópicos.
En
un alto en camino paramos para estirar las piernas y tomamos "guarapo",
que es el líquido que sale al prensar la caña de azúcar en el trapiche,
y claro está es dulzón.
Por fin a eso de las 4 de la tarde llegábamos al " paraiso", San Andrés de Pisinbalá. Pueblo de 960 habitantes, situado
a 1.500m de altitud y con una temperatura media de 18 grados centígrados. Con unos paisajes formidables y sin apenas turistas.
Primero
entramos en un hóstel del Estado, "El Refugio". Una maravilla con
piscina, habitaciones con tv de plasma, climatizadas, etc. El precio no
era muy caro, tras un pequeño regateo nos la dejaba en 50.000 pesos
para los dos, osea unos 12 euros cada uno, pero como íbamos a estar aquí
varios días y resulta que en este pueblo no hay bancos ni cajeros, no
nos iba a alcanzar el dinero que teníamos, por lo que nos fuimos al lado
al Rubicart, regentado por un viejito y a 10.000 pesos la habitación.
Estaba muy bien aunque no hubiera ni tele ni piscina.
Desde
aquí hasta el pueblo hay 2 kilómetros que nos los pateamos bien. Como yo
había estado aquí hace 27 años fui a ver los lugares que recordaba. El
campo de fútbol, estaba tal cual, con sus porterías hechas con tubos de
fontanería. Pregunté por la
señora Guillermina, que fue la señora que nos hospedó en el 1985,
y...vivía. Estaba igual, si le pongo un sombrero y se monta en una mula
pensaría que el tiempo no había pasado. No me reconoció por supuesto,
pero se alegró muchísimo que pasados tantos añoso fuera alguien a
llevarle recuerdos.
Al día siguiente nos levantamos pronto para comenzar el recorrido por el parque Tierradentro y ver sus famosas tumbas.
Presentamos
el carnet de docentes y..., muy bien, en el libro de registro donde
pone profesión pusieron docente y nos cobraron la entrada como a lo0s
demás.Nos podía haber salido mas barato si hubiéramos dicho 62 años de
edad, pero..., tampoco es plan, aun tenemos dignidad.Así, sin
calentamiento previo comenzamos la ascensi´on al alto del Aguacate a
2.000m de altitud. en menos de una hora subimos hasta arriba superando
los 500m de desnivel. Cuando llegué recordaba muy bien la canción de
Maná "Vivir
sin aire".En una planicie del alto había un hipogeo(tumba),
policromado con colores rojo y negro y varias figuras que representaban
al sol , la luna, salamandras, etc. Los demás hipogeos estaban
"crudos". Yo la explicación que le dí, fue de que hacían uno muy bien
adornado para el "jefe", y otros por si acaso algunos de los del cortejo
llegaba justito arriba y la palmaba, si no no tenia sentido hacer unos
cuantos juntos.. Después entre cafetales, naranjos y mucho bambú,
comenzamos el descenso hasta el pueblo.
Como llevaba las
uñas de los pies largas, al bajar el monte se me clavaban por la forma
de apoyar el pie. También se me hizo una rozadura, ( las agujetas
vendrían mas tarde). Osea que fue una bajada dura.
Llegar a nuestro hostal y: ducha, corta uñas y a la cama, con unos jugos de naranja.
Por
la noche ya con mas fuerzas subimos a cenar al pueblo, a La Portada, y
allí cayeron una pareja de italianos
encantadores. Llevaban 10 me3ses viajando y desde Alaska habían bajado
hasta México en una caravana que compraron por 3000 euros y que luego
vendieron por 3.5000. Fue una charla agradable que terminó bebiéndonos
una botella de vino de coca entre los tres, pues ella no bebió. Dijo que
tenía un sabor de vinagre de manzana y nos la tuvimos que "trincar"
entre los tres.
El sábado día 7 pensábamos hacer la segunda
parte del recorrido, pero mejor cambiamos de planes. En un bus lleno
hasta el techo de indígenas nos fuimos a la capital Inzá donde había
un mercado indígena.Antes preguntamos en la entrada del parque si la
entrada nos servía para otro día, y nos contestaron que sí. En la
entrada se encontraba un pareja de chicos, uno de ellos alto, con el
pelo recogido en un moño, tatuado piernas y brazos totalmente( lo que se
veía del cuerpo), y con unos pendientes de los que hacen agujero
circular en medio del lóbulo y luego se va
agrandando. El "maorí", le llamé yo. Pues resulta que era de Gerona y
un tipo muy majo.
En Inzá
nada especial, compré música andina que no encontraba el año anterior en
Perú y me quedé contemplando el "bautismo" de una chiquita. Un chamán,
sanador o curandero , le sopló una especie de agua sucia en la nuca,
luego le maeajeó un poco la cabeza y le colocó la pulserita ahora ya
bendecida. Total 5.000pese, una pasada. Estuve por comprarme un collar
para ver que ceremonial hacía conmigo, pero mejor lo dejo para otra
ocasión en que me encuentre desesperado.
De vuelta al pueblo
fuimos a comer a La Portada y..., allí nos juntamos con el "maorí". Se
llama Carlos y es el jefe de cocina restaurante Eskquiro en Baqueira Beret,
propiedad de sus padres Cuando acaba la temporada de esquí viaja por el
mundo y en vez de traer figuras decorativas, se va tatuando el
cuerpo.Ahora iba a ir a Perú, Patagonia, Chile y después a Isla de
Pascua. Luego supongo que a la cocina.Nos dijo que este restaurante es
famoso por el pescado y el marisco. Le faltó decir venir cuando queráis
que os invito a comer.
El domingo 8 de julio es nuestro último
día de estancia en este paraiso de San Andrés. Fuimos a hacer la
segunda parte del recorrido . Subimos a los altos de Segovia para ver
los hipogeos. El camino es mucho mas suave que el primer día, pero en el
sendero se nos cruzó una serpiente coral. No nos dio tiempo a
fotografiarla, pero si a ir con mas cuidado y mirando donde pisábamos.
En
el alto de Segovia hay como unas 30 tumbas. Yo visité 9 porque si veo
una mas, aprovecho el agujero y..., me quedo allí.Además tienen unos escalones para bajar y luego subir desde el nivel tierra hasta la tuba
que casi hacen falta escalas, y los pequeños supongo que tendrán que
utilizar las manos para subir estos escalones. Aquí varios de los
hipogeos eran policromados, y en
otros había vasijas donde dejaban los huesos de los fallecidos después
de que e3l cadáver se había "limpiado".De aquí pasamos a otro alto
(1.700m) denominado El Tablón donde había estatuas en piedra que me
recordaron a las que había visto en Tiahuanaco en el altiplano boliviano.
Seguimos la vuelta y como era domingo, la gente vestida de fiesta y a
misa. Nosotros estuvimos un poco en la iglesia, vimos como el fraile
tocaba la guitarra y..., a echar unas cervezas y comer la sopa nuestra
de cada día. Mientras comíamos entró un colibrí, pero también fue mas
rápido que nuestras cámaras y nos quedamos con las ganas.
Agur. Dani
No hay comentarios:
Publicar un comentario