L: Leyva – Bogotá (Cundinamarca)
Crónica
del día 6 de agosto
El día 4 de agosto, comenzaba mi retorno desde Villa de Leyva a
Bogotá, desde donde tenía que coger elavión el domingo día 5 para volver a casa.
El viaje fue suave y placentero. Contemplando la gran sabana. Todo
eran prados y vacas. Muchos productos lácteos a ambos lados de la
carretera.Todo esto hasta un pueblo llamado Ubaté, donde estaban de
fiestas y habían preparados unos tramos con "remos" para encierros.
Desde aqui hasta Chinquirá, capital religiosa de Colombia, lugar de
peregrinación de numerosos devotos católicos debido a un milagro
relacionado con una pintura de la Virgen María que habría tenido lugar
en el siglo XVI. Paso a relatarlo porque es bonito. La Virgen del
Rosario, fue pintada hacia 1555 por el artista español Alonso de Narváez
en Tunja ( capital de Boyacá), Representa a María con Jesús en brazos,
Poco después de su finalización, la imagen empezó a desvanecerse debido a
la mala calidad de los materiales y a las goteras del tejado de la
capilla. En 1577, feé trasladada a Chiquinquirá, metida en un almacén y
olvidada.
Unos años más tarde , María Ramos, una piadosa mujer sevillana,
redescubrió la pintura. Aunque estaba en un estado lamentable, a Ramos
le encantaba sentarse a rezarle a la imagen. El 26 de diciembre de 1586,
mientras rezaba ,la pintura, antes desvaída y agrietada, recuperó
milagrosamente su color original, ante sus propios ojos. Desde entonces
su fama fue en aumento y los milagros atribuidos a la Virgen se
multiplicaron. En 1829, el Papa, Pío VII, declaró a la Virgen de Chiquinquirá patrona de Colombia. Los lugareños le llaman "La Chinita"
Desde este pueblo, volvimos a subir hasta los 2.985m para comenzar
lentísimos la bajada. La culpa es de "las mulas", esos camionazos
enormes que tienen que bajar a 20 Km por hora. Afortunadamente eso de la
doble raya continua es decorativa y todo el mundo la pasa. En esta
bajada, algo que no había visto yo hace tiempo, una gran cantidad de
tejerías, haciendo ladrillos.
Y llegamos a Zipaquirá. Lugar famoso por su "catedral de sal", y
situada a unos 35 Km de Bogotá. Aquí bajaron unos extranjeros con
guitarra y todo que iban a ver la Catedral. Aún nos restaban 30 Km, pero
afortunadamente, los 25 últimos eran por una carretera de dos vías en
cada sentido.
De todas las maneras, nos costó una hora llegar hasta la terminal
de buses ( ya se sabe, calidad de las ciudades grandes), y otros tres
cuartos de hora llegar en taxi hasta el hotel San Sebastian,casi casi en
el centro de la ciudad y a unos pocos metros de la carrera 7ª.
Este hotel ,sin duda vivió épocas mejores. La enorme habitación,
estaba ocupada la mitad por unos sillones de Skay del año catapún. Para
encontrar las llaves de las luces, toda una aventura.
La ciudad fría ( de temperatura). Para llegar aquí el taxista me
ha llevada por la parte baja de la ciudad, donde está el barrio de la
"tolerancia", y aunque eran las 2 del mediodía, las"chicas", estaban en
la calle. A mí aunque me va el morbo ( si no me pasa nada), me faltó el
atrevimiento de "husmear" por aquí..
Juan no había llegado todavía, así, que me fui a comprar música;
regetón y bachata. Había pocos vendedores en la calle, y es que este
tipo de ventas está prohibido por la policía. A un vendedor que encontré
en esta carrera 7ª, le pregunté por la música que yo quería y al no
tenerla me dijo que le siguiera. A unos pocos metros, había en un
primer piso, "Una fábrica " de copiaje" ilegal. Miles y miles de discos y
películas. Aquí se surtían a todos los vendedores ambulantes que luego
las vendían en la calle.
Este piso todo el mundo lo conocía, hasta yo lo conocí, que estuve
solo 3 días en Bogotá, pero nadie se entrometía en esta actividad, no
así en la calle, que sí que se vigilaba.
Luego paseé por esta famosa carrera 7ª hasta la Plaza Bolivar, y ví
la miseria de Bogotá , o por lo menos parte. Gran cantidad de
indigentes, se aprestaban a dormir con sus cartones, ropa vieja y
algunos con sus sacos, en plena Plaza de Santander, en el centro de
Bogotá, junto al museo del Oro o el edificio de Avianca. Por fín a eso
de las 9 de la noche apareció mi amigo Juan.
Estos últimos días son peligrosos, porque no te ha pasado nada
hasta ahora y, vas tenso para que no te pase y...., se nota tu tensión.
En el último día de estancia en Colombia, el domingo día 5, nada
especial, pasear, hacer las últimas compras en las tiendas de
artesanías, lustrarme los zapatos por un limpiabotas para aparecer
limpio en casa y poco mas.
Cuando llegamos a Bogotá allá por el 1 de julio, en esta carrera
7ª, que llega hasta la plaza Bolivar, había unos desfiles impresionantes
por el orgullo gay. Ahora hoy primer domingo de Agosto hay un desfile
con 26 comparsas separadas unos 200m unas de otras, celebrando los 474
años de la fundación de Bogotá Colorido y ambiente. Aquí no se cortaba
nadie, ni las señoritas que representaban a la Naturaleza. Entre foto y
foto el tiempo fue pasando rápidamente y tuvimos que comer "por
escopeta", pues a las cinco de la tarde ya salía el avión de Juan. Yo
para despedida pedí medio pollo, y enseguida me di cuenta que era
demasiado. Comí la mitad y la otra mitad me la pusieron en una caja para
llevar. Mi intención era comérmelo en el aeropuerto pues hasta las 9
de la noche no salía mi avión, pero..., en cuanto salí del restaurante,
me topé con un indigente y..., le dí mi bandeja. Mi buena acción del
día que dirían los boys-
scouttes.En taxi, amarillo y pequeño, al aeropuerto. Luego nos
enteramos, que el transmilenium ( metro), también iba desde el museo del
oro hasta el aeropuerto pero que era una línea nueva y que poca gente
lo sabía. ( será para la próxima) .Los trámites para que te den la tarjeta
de embarque, fueron rapidísimos, pues como fui el primero , en cinco
minutos ya había hecho todo y además elegí sitio en el avión. Antes de
facturar tuve que ir a la ventanilla nº19, par que previa presentación
del pasaporte me dieran un papelito que ponía exención de impuestos, con
lo que no tuve que pagar nada, contrario a lo que ponía en la lonely
planet ( la biblia de los viajeros). Luego, tocaba aburrirse un buen
rato, entrar en todas las duti free, sobre todo en las de perfumes y
echarnos un poco de todos y que pase el tiempo. Desgraciadamente me
había dejado las gafas de lectura en la mochila, asía que a ver a l
personal y nada mas.
Recambié los últimos pesos a euros y me quedé a o euros. Juan tenía
algo de calderilla y para tomar un café le dimos los 2.2000 pesos en
moneditas de a 1000, indicándole que es que no teníamos mas dinero. La
dependienta todo amabilidad, nos dijo que si queríamos, nos ponía el
café en dos tazas. Sublime.
Con Juan repasamos lo que había sido nuestro viaje por Colombia de este año, y sus anécdotas en Medellín.
A eso de las cinco de la tarde él ya se fue y aún me quedaban a mí
casi otras cinco horas de estar en el aeropuerto.Mi entretenimiento fue
ver la televisión y enterarme de la muerte de Chavela Vargas, y de la
enésima matanza en USA, esta vez a un grupo de Shijs. Comunidad india a
la que conozco muy bien, y que tienen su capital en Amristar, con un
Templo del Oro, que es el símbolo de la tolerancia.
Ahora, son las 8 de la noche y estoy pasando el peor trago en mucho
tiempo. En el último control de la sala de embarque, un "poli", me ha
retirado después de "husmear" y hacerme unas preguntas, el pasaporte y
la tarjeta de embarque no dejándome pasar a la sala y dejándome fuera
junto con otros cuatro que íbamos a volar a Madrid. No tenemos ni idea
de lo que va a pasar con nosotros, solamente nos ha dicho que nos van a
hacer el protocolo de narcóticos, pero no sabemos que es eso.
El tiempo pasa y nos ponemos nerviosos al no saber lo que va a
pasar con nosotros: si nos van a abrir el equipaje, si nos van a someter a
un interrogatorio o que. Después de media angustiosa hora nos llaman a
los cuatro del vuelo a Madrid y nos meten en una sala donde había otras
diez personas mas procedentes de otros vuelos ( que van a volar).
Entonces nos enteramos de lo que van a hacer con nosotros. Nos van a pasar
por un escanner de cuerpo completo. Nos ponemos las manos en la cabeza, y
una pequeña cinta transportadora nos pasa por un scanner de cuerpo
total. Al acabar la "pasada", y no detectar nada, nos devuelven los
pasaportes, volvemos a la sala de embarque y nos dan también la tarjeta.
El susto ya ha pasado, pero la sensación de angustia e impotencia
continúa. Aquí coincido con unos mejicanos que vuelan a Madrid para
luego proseguir hasta Cádiz, componentes de un grupo de danza
contemporánea, que habían visto mi situación. Entre unos y
otros nos animamos y subimos al avión.
Por supuesto que antes de ir al escanner, me pasó por la cabeza El
Expreso de Medianoche, y también la inquietud de que no me hubieran
puesto nada en la mochila cuando la dejé en la cinta transportadora.
Luego en Madrid, comprobé que poner no me pusieron nada, pero quitar...,
no se, me faltaron 100 euros que llevaba en una mochilita pequeña,
cambiados a dólares y que con tanta revisión no se que pasó porque yo
estaba convencido en casa de que los traía. Debo de confesar que al final aparecieron en la ,mochilita pequeña, en un bolsillo interior, que era donde los había dejado y que con los nervios no veía. En fin ese fue el único
incidente desagradable, pues luego en Madrid me apareció enseguida la
mochila y estaba intacta.
En cuanto subí yo me aposenté en mi asiento, vi a dos personas con
el escudo del At. deMadrid y luego a más y a más y a más. Era el equipo
español que había acabado la gira por Sudamérica y regresaba a Madrid. Me
acerqué a mi ídolo Raul Garcia y al verme con mi camiseta de" rojillos
hasta la médula" y el escudo de Osasuna, se alegró de verme. Charlamos
un poco y me hice unas fotos con él. Operación que repetí mas tarde, con
Falcao y con el Cholo Simeone, ya en la llegada a Barajas.
Con Diana, la chica mejicana del grupo de danza "El Mito", fue con quien
me fotografié con Falcao y con quien me comprometí a mandarle la foto de
"las tres culturas", cosa que haré en cuanto domine la técnica.
El viaje de los 8.200 Km acabó. Habíamos volado a una altura de
12.000m y a una velocidad de casi 900Km. El viaje fue muy placentero,.
menos el aterrizaje, eso por la térmicas me comentó un pasajero peruano
que tenía mucha experiencia".
La mochila salió enseguida, y me
encaminé a la salida de no declarar nada. Una "guardiesa " me vio y me
pregunto, a ver de donde venía. Lo tuve claro, al decirle que de Bogotá,
me metieron otra vez en otra salita, pasaron la mochila por el escanner y
luego la registraron ligeramente. Como no había nada salí enseguida. Ya
pensaba que había acabado todo. Pues no. Agarré el metro para ir a la
Avenida de. América y primera sorpresa:¡ Vaya con la Esperancita!, 5 eurazos costaba el
billete hasta la Avenida América. Bueno, en el "metro" había un grupo de
italianos y un español del mayo del 68, con pendiente de aro y coleta,
que se estaba enrollando con ellos, para mi de una forma chunga. Después
de contarles su vida en un italiano chapurreado, les dio la mano e
todos en su presentación y al llegar a mi, me dio también la mano y me
dijo que me iba a hacer un regalito. Metió su mano el el zurrón y me dio
una " china" para que me hiciera un "porro". Lo que me
faltaba después de los rollos que había tenido. Le dije que conmigo no
iba eso y se la devolví. El me contestó que como me había visto con
pendiente ..., pues que había pensado.... Sin más. Una cosa me salió
bien. Llegue a lo de los autobuses a las 4 y 25 y a las 4 y media salía
un bus para Pamplona, que pude coger. A las 9 y cuarto llegaba a
Pamplona y allí estaban mis hijos esperándome. Maricruz con el coche
esperaba en la calle. Fin del viaje por este año. Agur. Daniel
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