Crónica del 18 de julio
Cuando
estuvimos en San Andrés, la pareja italiana, nos habló muy bien de
Salento, y hacia aquí que nos hemos venido.Salimos de San Agustín el 13
por la noche y pasando por Neiva, llegamos a las 6 de la mañana a Ibague
. Desde aquí, hasta Armenia (pueblo que debe su nombre a su homónimo de
Turquía), hay pocos kilómetros, pero un puerto que te mueres.Curvas,
pendientes, tráfico pesado ,estrechez del camino que obliga a los
camiones a invadir por fuerza el otro carril, y además volvimos a pasar
los 3.200m en la Cordillera Central. Por ahora siempre que cogemos un
bus, estamos en un sube y baja que no veas.
De
Armenia, capital del Quindío, hasta Salento en otra buseta. El pueblo
es una maravilla. Creo que es el segundo mas antiguo de Colombia y lo
han conservado fantásticamente bien.
Habíamos
concertado un hostel por internet, La Serrana; pero cuando fuimos a
verlo comprobamos que se encontraba alejada del pueblo, por lo que
anulamos la reserva. El problema era Juan, que no había venido con
nosotros y no sabíamos por donde andaba. Suponíamos que aparecería por
La Serrana y le dejábamos mensajes comunicándole nuestro nuevo
alojamiento; será en el pueblo y..., cuando volvíamos en el jeep, por la
carretera, Juan venía caminando por la misma.¡ Arriba Juan! y le
comentamos todo.
Aquí
hay mucho turismo interior, y como es fin de semana, saben que se les
van a llenar todos los hospedajes, y no es posible regatear el precio.
Hay una calle. Calle Real, que es la arteria principal del pueblo.
Todas las tiendas de artesanías y restaurantes están aquí, pero también
encuentras lo auténtico. En el café-billar, hay una cuadrillo de cuatro
ya mayorcitos, con sombrero y ponchito que llevan más de 20 botellas de
cerveza sobre la mesa. Uno se duerme, y el de bigotito es clavado a
Cantinflas. Aquí vendremos todos los días. Para cenar, lo típico de la región, trucha al ajillo con patacón gigante.
Al
día siguiente 15, nos levantamos pronto para ir a ver el Valle de
Cocora. En una camioneta recorrimos los 11 Km que hay hasta la entrada
del valle, atravesando por un puente el río Quindío que da nombre al
departamento.
Comenzamos
a andar siguiendo el cauce del río y hubo momentos de pasos complicados
por resbaladizos. Era no mas que una senda que discurría paralela al
río. Zarra, Gema y yo, decidimos volver sobre nuestros pasos y seguir
una senda mas grande que habíamos dejado antes. Juan decidió seguir,
hasta que lograra ver la niebla.
La
senda grande, acababa en una finca con una valla y un cartel que
advertía del peligro de pasar púes había toros bravos entre las
palmeras. Creiamos que no era verdad del todo, y ademas somos navarros
y..., a la noche Juan se había informado y dijo que eran miuras,
introducidos en su tiempo por los jesuitas para que los indios no se
acercaran a las fincas sin permiso. No se si es del todo cierto, pero "la
cosa" queda bien. De todas las maneras los vimos de lejos entre
palmeras, porque aquí crece ( nunca mejor dicho) el árbol representativo
de Colombia, La Palma de Cera, que es un tipo de palmera que llega a
alcanzar hasta los 50 metros de altura.
Sacando
fotos a estos árboles y a algún pájaro picatroncos que encontramos,
recorrimos los 12 km de vuelta andando.Al principio eran unos 8 km de
cuesta abajo (para nosotros), pero para los pobres ciclistas que iban
hasta la entrada al valle era peor que el Tourmalet. Luego venían 2 km
de llano y al final otra vez 2 km de subida. Bueno, el caso es que unos
chavales que habían hecho la bajada, cuando llegron al pie de la subida,
se pararon. Allí les esperaba un coche que con un sistema, que no pude
ver bien, enganchó los manillares con cuerdas a la vaca del coche y...,
subieron haciendo trampa, remolcados.
Era
el día del Carmen y había Cabalgata. Desde el Valle del Cocora,
caballistas, hombres y njers recorrían los 11 km a caballo,
transportando la virgen. Unos iban muy dignos, pero otros dándole al
aguardiente. En la plaza del pueblo les esperaba el cura, que hizo una
misa en honor de la virgen..Luego los del aguardiente, se dejaron notar
por el pueblo, pues los caballos iban hacia adelante , hacia atrás, se
subían a las aceras, y nos reíamos de ellos , dentro de la precaución
que tuvimos que tomar para no ser o coceados o arrollados por estos
caballos mas listos que sus jinetes. La fiesta terminó, con los fuegos
artificiales y los cohetes que los lanzaba un "Avelino" de Salento
prendiéndoles la mecha con un cigarro mientras sostenía los susodichos
cohetes con el índice y el pulgar.
Nosotros
nos retiramos al bar Quindío a tomar unas cerveza y ver la final de la
liga colombian ganado por 1 a 0 por el Santa Fe de Bogotá frente al
Pasto de Nariño.
Al
día siguiente, día 16, nos despierta la "alborada", una especie de
diana nuestra que comienza como no con cohetes.Con este despertar, para
las 7 ya estábamos camino de "El Parque del Café", situado a unos
cuantos kilómetros en la población de Montenegro. Íbamos con temor. pues
resultaba ser un parque temático y para eso ya tenemos Senda Viva.. El
recorrido desde Armenia hasta la entrada al parque, fue muy bonito, con
grandes plantaciones de banano, con su saco azul de plástico en cada
racimo, a ambos lados del recorrido.Luego, "el parque", no nos
decepcionó, pues las atracciones eran pocas y estaban en la parte final
del parque. Había un recorrido precioso por un bosque de bambú, y luego
la senda seguía por los cafetales ( café arábigo en su mayoría),
intercalados por áreas de descanso, donde unas guías nos fueron
explicando los diversos procesos para la elaboración del café. Aprendí
que Colombia lo exporta en "verde " y aquí se realiza " el tueste" y se
le ponen las marcas al café.A eso de las dos de la tarde volvíamos a
nuestro "refugio" de Salento y..., todavía había mucha gente. Por la
tarde mientras paseaba por la calle principal haciendo algunas compras,
me sorprende un gran estruendo. Hoy tocaba pasear a la virgen del Carmen,
a los automovilistas y abría el cortejo, el cura en un cuatro por
cuatro, mas sonriente que el patín. Motos, mas motos y luego coches,
incluidos bomberos y ambulancias. Cerraba la comitiva el cohetero que
nos deleitaba con sus habilidades de índice pulgar, llenando el cielo de
ruido y color.
Ya
estamos casi en el ecuador del viaje y mañana partimos hacia la segunda
ciudad mas grande de Colombia, Medellín, patria de Escobar. Seguiremos
las crónicas desde allí. Agur. Daniel
3 comentarios:
hola Daniel!!!muy chulo el blog
Hola Daniel. Me encanta este blog y me estoy preparando un viaje 3 semanas a Colombia en junio del 2015.has publicado tu segunda parte del viaje ?y si es así dónde está. Muchas gracias
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