jueves, 4 de octubre de 2012

POPAYÁN

 C.-San Andrés de Pisimbalá – Popayán (Cauca)
 Crónica del día 11 de julio
 A las 6 horas y 10 minutos del 9 de julio, cogíamos el autobús y dejábamos San Andrés de Pisimbalá. Esta vez sí, con asiento y en primera línea.
El bus, baja del pueblo y vuelve al cruce de la Plata, para desde allí encaminarse hacia Inzá para a continuación dirigirse al paso de la Cordillera Central. En esta primera parte del recorrido, el bus va lleno; los que vamos a Popayán en asientos y los que van a los caseríos cercanos, en el pasillo. Todo el mundo sube con su saquito de maíz, o de verduras o de lo que sea, la consecuencia es que el pasillo y hasta las escalerillas de la puerta, se convierte todo en una pista de obstáculos. Pero existe una gran solidaridad entre la gente, al que sale le van pasando la carga de mano en mano entre los pasajeros de mas adelante y así cuando llega a la puerta ha podido pasar los "obstáculos" y llegar de vacío para recoger allí su saquito. El que sube con un niño y tiene que ir se pié, también recibe la ayuda de los de los asientos que se hacen cargo del niño hasta el final del recorrido o hasta que el niño rompe a llorar.A un "cojo", con pierna ortopédica y que no podía subir, el ayudante del chófer, lo cogió con las dos manos por las cintura y en volandas le subió los dos escalones hasta dejarlo en el pasillo. Además todo el mundo lo agradece con expresiones que nosotros ya hemos perdido.El viaje se convierte así en parte del propio viaje.
La carretera después de Inza se torna horrible, todo barro, puro barro deslizante , y así durante unos cuantos kilómetros. El conductor es un fenómeno, y conduciendo despacio, consigue que el bus no deslice apenas. Superamos los 3.200m de altitud, en un término denominado "El Páramo", donde crecen unas plantas estilo Puyas Raymondis, pero pequeñas y todas iguales. También aquí se encuentra el restaurante "Delicias del Páramo", que a 3.300m de altitud, y con el frío que hace, ya me contarás que delicias puede haber.
Comenzamos a bajar la Cordillera Central y al poco paramos para desayunar o almorzar, según cada cual. Por primera vez en 9 días no desayunamos " huevos pericos" y le damos un descanso al "higadillo". Café arepa, queso y luego un par de hojaldras, ( como en Panamá), fue nuestro desayuno. También había trucha dorada frita, que tenía muy buena pinta.
A eso del mediodía llegábamos a Popayan. Ciudad de unos 250.000 habitantes situada a1.700m de altitud y que pasa por ser junto con Cartagena de Indias la ciudad colonial mejor conservada de Colombia.
Agarramos un taxi y. a "La Casona del Virrey", en pleno centro en el parque de Caldas. Aquí estuve yo en el 1985, pero la vida no es un "pause" y un "play", la ubicación era la misma pero el hotel no es el mismo. Ahora desde el jueves hasta el domingo se convierte en un centro de convenciones con discoteca, osea parranda juerga y lo que salga. El jueves es 2 x1, el viernes cantante, el sábado noche de las mujeres, donde según el recepcionista, vienen casi todo mujeres muchas maduras y según él muy "buenonas", el domingo discoteca. Los demás días funciona como hotel pero prácticamente no hay nadie, de hecho somos los únicos clientes que ocupamos habitación, eso sí con el compromiso de irnos antes del jueves que las utilizarán para otros menesteres.De todas las maneras, la habitación es grande, espaciosa, con un balcón que da al Parque Caldas, que es una delicia.
Después de llegar, pasear por la ciudad.Al cabo de 4 días de naturaleza "vegetal ", necesitábamos un "sembrao" de farolas y asfalto.
Popayán es una ciudad preciosa, la ciudad blanca la llaman y tiene un cierto parecido con Arequipa en Perú. Hay una vida en la calle increíble. Al haber mucas universidades, hay mucha población estudiantil con lo que eso conlleva de cafés, restaurantes, lugares de ocio etc hay multitud de iglesias y una enorme catedral que se derrumbó con el terremoto de 1983 y que ha sido reconstruida. Comer, pasear, tomar cafés y cervezas, sentarse en la plaza o sacar la silla de la habitación y ponernos en el balcón a leer a García Márquez es lo que ha sido nuestro vida aquí estos  días.La noche del día 9 llegó desde Bogotá la pareja de amigos que esperábamos, Zarra y Gema. Al día siguiente, pasear, hacer algunas compras y observar a la gente. Descubrí un restaurante interesante y allí fuimos a comer, pues en el menú ejecutivo, entraba pollo al curry. El caso es que por dejar sitio en la terraza a otras seis persona, algunas mayores, nos quedamos sin comer en la terraza y tuvimos que bajar a planta, pero lo mas curioso es que cuando pedimos el pollo al curry, nos dijeron que no quedaba porque los de la terraza se habían pedido los últimos. Ahora, a pedir otra cosa por educaditos.De aquí fuimos a tomar café a una sala de billares, como las que existieron en nuestro país hace tiempo, con el billar ese de carambola a tres bandas, sin agujeros.
Aquí, como ciudad colonial, en todo el casco histórico en el que nos encontramos, la arquitectura es igual. Casas de un solo piso, blancas, y con un precioso patio interior. Las calles en cuadrículas todo rectas perpendiculares y paralelas, que hacen que no me aclare en donde estoy.
El mejor escaparte de la ciudad es sentarte en en un banco del parque y observar, que es lo que esoy haciendo mientras escribo en el cuaderno estas notas.
Hay fotógrafos ambulantes, uno con una "llama", y otros con caballitos de cartón. Pasan mas mujeres que hombres, ( me parece a mí), la mayoría vestida con un pantaloncito corto muy ajustado y blusa. Las de clse superior, van con vestidos, largos o cortos pero con zapatos de tacón de aguja. Muchas mujeres los llevan, mas que en nuestra tierra.
Intenté fotografiar a unos indios guaiminos, que viven en comunidades cercanas a Popayán y van  vestidos con unas faldas azul eléctrico, pero no me dejaron. ( De todas formas lo hice).
Ayer dos niñas se nos acercaron a Juan y a mi, queriendo vacilarnos pero se fueron enseguida al darse cuenta que podíamos ser sus abuelos.
Los viejos como en todos los lugares, sentados en los bancos y conversando por el placer de conversar. Cuando uno de ellos se va, la riqueza de expresiones del lenguaje para la despedida es espléndida, no solamente el adiós. El lenguaje de la gente y su manera educada de hablar me admira. Todos teníamos que dar una vuelta por aquí para aprender a hablar mejor. Expresiones como: gracias, a la orden, como le fue, mucho gusto, que le vaya bien,etc..., son expresiones del argot coloquial, del cual tendríamos mucho que aprender
Bueno, hoy día 11 de julio, nos vamos los cuatro para San Agustín, después de haber visto por la tv las medidas de Rajoy. Sin comentarios, que estamos de vacaciones. Agur. Daniel



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