D.-Desde Popayán – a San Agustín (Huila)
Crónica del día 14 de julio
La mañana amaneció bien, con la medida drástica de Rajoy hacia los
funcionarios, y yo soy uno de ellos. De todas las maneras desayunamos en
la enorme habitación de Gema y Zarra en La Casa del Virrey, fruta que
habíamos comprado el día anterior, y también vimos el encierro en la televisión.
Yo me escabullí y busqué un restaurante de " pericos" y " tinto".
Para
las 10 de la mañana ya estábamos en la terminal y con eso de la
competencia entre las compañías y nosotros que somos un poco
"negociantes", conseguimos un buen precio para el billete del autocar.
El
bus va otra vez por unos paisajes espectaculares, sobre todo cuando
asciende hasta los 3.200m y atraviesa la zona de "páramo". Aquí también
hay esas plantas parecidas a las puyas raimondis , se llaman frailejones
y forman un paisaje
espectacular.
Con nuestra afición a separarnos en los
asientos, yo comparto asiento con Natalí, una chica, bueno ya madura que
vive en Popayan y trabaja de psicóloga para la gente embarcada en
diversos proyectos comunales.
Sabía escuchar y sabía hablar.
Con ella aprendí expresiones colombianas como : gallinacear, o boca de
seda rabo de paja. Estuvimos agusto dándole a la " hebra ", y para
cuando nos dimos cuenta ya habíamos llegado al cruce de San Agustín y
Pitalito.
El bus nos dejó aquí , con el consiguiente
enfado de mis amigos por no meternos hasta el pueblo que estaría a unos 5
Km. La situación se solucionó,; una furgoneta cuyo conductor dijo que
trabajaba para los autobuses, nos llevaba a los cuatro hasta el pueblo.
Natalí siguió en el bus hacia su trabajo, sin apenas tiempo de
despedirnos ni de intercambiar direcciones de correos.
Ya los
cuatro en la camioneta reemprendimos el camino
hacia el pueblo. El chófer iba haciendo de guía y nos iba explicando lo
que veíamos. Total que al final, fuimos a su hotel, aunque eso sí nos
lo dejó a buen precio.
Este pueblo está totalmente preparado
para el turismo, tanto interior como exterior. Pasear, cerveza, cenar,
planes para el próximo día y a la cama. Como teníamos televisión vimos
televisión nostálgica y allí nos apareció Mocedades con Plácido Domigo
cantando Maitetxu Mía.
Al día siguiente, día 12, nos
levantamos a eso de las 8 y fuimos al parque arqueológico, que cómo no,
se encontraba en un alto a 3 km del pueblo. ( fuimos andando). Cuando
subíamos , había 3 niños en bicicleta subiendo como podían y un señor
mayor en moto dándoles consejos. Después arriba del todo había una
esplanada y aquí estaba el "motorista", entrenándoles series y marcándoles ritmo. Era la primera vez que veía yo entrenar a ciclistas
Del parque o
de la zona se cuenta lo siguiente: hace unos 5.000 años, dos culturas primitivas vivían en los valles fluviales
del Magdalena y el Cauca, próximos entre sí pero separados por montes
poco transitables por lo que los ríos se convirtieron en importantísimas
vías de comunicación. Cerca de ambos ríos esta San Agustín, el lugar
donde el comercio, la religión y los hitos funerarios reunían a ambas
civilizaciones.
Las rocas volcánicas lanzadas a gran distancia
por los volcanes cercanos ( hoy apagados), hicieron que los escultores
del lugar, con un entusiasmo "febril", tallaran la roca y esculpieran
mas de 500 figuras que salpicaban las verdes montañas del valle. Ahora
todas reunidas en el Alto de San Agustín algunas en sus lugares de
origen y otras colocadas en un bosque, como estatuas silenciosas,
llamado el bosque de las estatuas.
Muchas de estas figuras son
antropomorfas, otras realistas y otras parecen
monstruos enmascarados. Algunas representan animales sagrados como el
águila, el jaguar y la rana. Una figura mide 7m. La explicación a todo
esto del porqué las hicieron , sentido que tenían, etc. etc..., la dan
como en todo los lados. Una receta que vale para las cuevas de Altamira y
para Machu Pichu : CARACTER MAGICO-RELIGIOSO.
Bueno, pues todo esto hemos visitado por lo que estoy de cultura "lítica", hasta las orejas.
Lo
mas interesante ha sido "La fuente de Lavapatas" , un pequeño
laberinto de canales y figuras tallados en el lecho rocoso del río.
Desde aquí hemos subido hasta el "Alto de Lavapatas", para ver mas
estatuas y regreso. En total 4 horas al sol, que con la portección que
nos solemos dar ( ninguna), ha hecho que todos nos quememos en distinta
medida.
Ya en la carretera hemos visto una larga culebra
verde, muerta, era una sabanera, pariente de la que nos salió en el
desierto de la Tatacona y que
cuando le preguntamos al guía a ver si era peligrosa , me contestó que
si le pasaba la bici por encima la mataba. Vaya que el peligroso era yo,
no ella
Después de semejante "esfuerzo", nos hemos pegado la
"bilbainada" y en un restaurante de carne y pescado, nos hemos puesto
"morados".
En casa hacemos planes para el día siguiente. Juan
se quiere volver al Páramo a contemplar los "Frailejones". Zarra y Gema
dar una vuelta por todo el parque en jeep, y yo quedarme en el pueblo e
ir a Pitalito.Si todo sale bien nos reuniremos con Juan el 14 por la
noche en un pueblo llamado Salento en plena zona cafetera. Por internet
reservamos hostal
Nuestro último día en San Agustín hicimos
como habíamos previsto. Juan se levantó a las 5 de la madrugada y se fue
en bus para el "Páramo". Los tres que quedamos después de un abundante
desayuno con : ensalada de frutas, café, jugo de papaya, queso arepas
pan, pericos y mermelada,
emprendimos el plan pactado el día anterior.
El camino hasta
Pitalito, muy chulo. Todas las laderas suaves de las montañas están
llenas de sembrados o plantaciones de café y banano, compartiendo suelo y
espacio. La zona llana la dejan para viveros de plantas.
En
Pitalito, apelé a la casualidad para ver si veía a Natalí, pues quería
hacerle alguna foto para ponerla en el blog, y que me diera su correo
electrónico. Pero la casualidad solo funciona cuando te juntas
casualmente con alguien que no habías visto hace tiempo y Ay, que
casualidad, tú por aquí, etc etc etc. Pero cuando quieres que se de un
encuentro "casual", con quien quieres, no se da. Yo me prometí a mi
mismo estar una hora sentado en un banco en la plaza, para ver si
aparecía "casualmente" Natalí, pero la casualidad siguió sus normas y no
apareció. Yo cogí una furgoneta a la 1 y media y para las 2 y media ya
estaba de vuelta a casa. Bueno, a casa no, aún me
dio tiempo de comer el menú ejecutivo en el restaurante El Fogón. Luego, siesta y a
escribir esta crónica. Son las 6 y diez de la tarde y Gema y Zarra aún
no han vuelto del paseo en Jeep. Espero que aparezcan pues a las 7
y media salimos en un viaje de 10 hora para Armenia.
Bueno, que tengan ustedes buenos encuentros casuales. Agur. Daniel.