PANAMÁ 2016
Crónica del día 11 de julio
La noche del 7 de julio, con
mis amigos José Carlos y María me vine para El Valle. Me recogieron en
Panamá capital en su flamante coche y nos pusimos en marcha. Antes hubo que
comprar un producto farmacéutico para una italiana amiga de María y lo
anduvimos buscando por la zona americana del canal. Una vez conseguido
finalmente en otro lugar, nos dirigimos a El Valle parando antes en Gorgona.
Este es un pueblo
nuevo llamado Nueva Gorgona, que edificaron cuando las aguas del lago Gatún, se
tragaron al antiguo pueblo de Gorgona. Ahora esta nueva edificación esta lejos
de la antigua localización del pueblo pero da igual.
Ya por la noche
llegamos a casa. Bueno lo de casa es un decir. Más de 3.000 metros cuadrados ,
piscinas, jardines y todo lo imaginable.
El Valle es un lugar
situado a solo 170 Km .
de Panamá, pero se encuentra a 600
m de altitud, lo cual hace que tenga un clima muy
agradable.
La historia siempre se
repite en favor de los ricos blancos. Los ingleses, en India, para huir de los
calores de la capital, inventaron Simla entre las montañas y allí se
trasladaban en el verano, el virrey y toda su corte. Yo estuve allí y es como
un pueblo de montaña en los Alpes.
Aquí en Panamá, los
constructores del canal, para huir de este calor pegajoso de la capital, se
trasladaron al Valle. Antiguo volcán en cuyo cráter de 6 Km . de diámetro se encuentra
el pueblo. Empezaron a construir mansiones grandiosa, con ríos y puentes dentro
de las propias mansiones, con nombres como : la Ponderosa, Velmer, La puerta
del Sol, etc.. Luego todas estas extensiones fueron heredadas o vendidas,
cuando se fueron, y muchas de ellas las utilizan los nietos o bisnietos de los
fundadores, y otras fueron compradas por panameños ricos. De todas maneras
muchas de ellas se venden. Bueno, pues a una de estas mansiones, llamada La
puerta del Sol, vine yo.
Ya os imaginaréis:
desayuno al borde de la piscina, tratando de ver cómo el lagarto basilisco corría
por las aguas del riachuelo, paseos en bici y comer en restaurante de
españoles.
Ésta ha sido mi vida
en el Valle. Por la mañana ir en bici, siesta, Internet, charla y cena.
Algún día fuimos a
hacer la compra y José Carlos, llevaba un buen método para evitar líos
domésticos; llevaba fotografiado la envoltura de lo que se había terminado y tenía
que comprar, eso en vez de llevar la clásica lista de la compra. Por la mañana,
veía los encierros en Yotube, sin salir de la habitación-salón, luego seguía el
Tour en directo en Marca y paseo en bici.
Había venido para dos
noches y me quedé tres. Siguiendo el consejo de Maricruz que más de tres noches
en sitio ajeno, está mal o empieza a oler.
Una noche salí a
pasear, y como yo soy de orientación visual y aquí todo son caminos, mansiones
y cruces de caminos, me perdí. Además se me rompió la sandalia y me hizo una
herida en el pie. Tontería que se resuelve fácilmente con una tirita, pero...
hay que llevar.
El día 9 de julio
fuimos a ver el museo cultural. La responsable se frotaba las manos y se
depachaba a gusto sobre lo malos que fueron los españoles, la espada y la cruz,
y el estado idílico en el que vivían los indios y de los que ellos se sienten
tan orgullosos. Bueno, la mayoría de panameños son mestizos, gracias a los
españoles, y cuando obtuvieron la independencia, tanto Panamá como cualquier
república sudamericana, la eliminación del indio fue la consigna entre estos
"salvadores". Le discutí un poco solo, pues estaba en casa ajena,
diciéndole que la historia no es como nos la contaba, pero tampoco quise
profundizar más, solo darle un toque de atención.
Sin más contratiempos
pasaron los tres días y el día 10 de julio regresaba a la capital. En la
estación de Albrook, sabía que había un único restaurante que con el almuerzo
daban cervezas. Me costó encontrarlo, pero lo encontré. Corvina al ajillo con
patatas y cerveza Balboa, viendo el partido final de Portugal y Francia. Fue lo
mejor que me podía ocurrir. ¡Ah! El pan me cobraron aparte y fueron casi 3
euros. Bueno, dio igual, me comí todas las tajadas, una vez acabada la corvina.
Llegué a la casa y
todo seguía igual Estaban 8 sobrinos nietos con sus padres, mas mis suegros, más
mis hijos... demasiado. Hice como hacia mi padre.
Mi casa de Sangüesa,
por el carácter acogedor de mi madre siempre parecía un ambulatorio médico.
Entonces mi padre corría el transistor y se iba al corral que teníamos en el
patio a "las ovejas". Allí se ponía la radio, les daba la alfalfa
y... yo creo que hablaba con ellas y las mimaba. Le tenían que llamar para que
volviera a la cocina cuando..., ya se habían ido todos.
Bueno, pues yo me fui
a comprar calzoncillos de la marca parker, que me gustaban del año anterior.
Cuando volví de "las ovejas", solo quedaban mis suegros y mis hijos.
Eso sí, hacia un calor terrible y Ekaitz..., no había hecho ni un problema de
tarea. Todo seguía igual a mi vuelta. Ahora estaré dos días y me iré para la
península de Azuero.
Para el amigo Juan
Lizuain: siento lo de los acentos, pero sacarlos aquí es un misterio.
Crónica del 13 de julio
El domingo 10 de
julio, abandonaba la mansión donde había vivido tres días con mis amigos: José
Carlos y María y regresaba a Panamá capital.
Todo seguía igual. En
la casa estaban como 8 ó 9 sobrinos nietos, de los cuales no me sé bien ni los
nombres, y tres cuñados con sus parejas. Como la gente cuando se deprime un
poco, yo, no estaba deprimido, pero si agobiado y..., me fui de compras. Luego
ya en la casa solo, terminé de leer la vida del Virrey del Perú Manuel Amat y a
la cama. Ahora me toca leer la vida de Facundo Bacardí.
El lunes para las 8
arriba y para las 9 ya estábamos Ekaitz y yo con prismas y pirámides. Es lo que
tiene el no hacerlos trabajos a su debido tiempo. Luego me fui a mi aire. Comí
el plato del día que consistía en pollo frito, alubias, arroz y ensalada, en un
bar cercano al Benidorm2 por 6$ y luego caminando me fui al Casco Antiguo.
Antes arreglé por enésima vez las sandalias en un cirujano del calzado. 2$ fue
la operación.
El casco Antiguo me
decepcionó esta vez. Quieren o intentan hacer un casco antiguo, estilo
Cartagena de Indias y eso no va a ser posible. Han echado a la población
negra, que ocupaba algunos edificios coloniales, que se les caían a pedazos
pero... los han echado y la calle ha perdido sabor. Todo como muy aséptico,
limpio, sin carteristas, pero..., sin apenas gente.
Me metí en un Happy
Hours, que promocionaba el mojito y por 6$ te tomabas dos, como que me los
tomé.
Estaba yo sentado en
la terracita, con mi libro y mi mojito, cuando acierta a pasar una chica
negrita. Le pido a ver si me puede hacer una foto, por lo del mojito y la marca
de Bacardí en el vaso y.., accede. Entablamos a hablar y ..., era estudiante en
Estados Unidos, de 22 años, pero lo sorprendente es que era ¡de Etiopía!. Nunca
había hablado con una etíope, y aunque no tenga nada de especial, me gustó la
conversación. Mi amigo Javi el bilbaíno, me dice que me falta África, y
dentro de África lo que más le había gustado a él era Etiopía.
Asignatura pendiente pues .Se llama Nanni pero me dijo que cuando terminara la
carrera, le faltaba un año, no quería quedarse en Estados Unidos, ¡toma ya!,
que quería volver uno o dos años a Etiopía. ¡Fantástico!, pero..no le pedí la
dirección y se fue. Aún con los dos mojitos y estando donde estaba, no
tuve problema para llegar al metro y volver a casa.
Esta noche del 11,
cayó tremenda tormenta. La oía llegar, truenos, relámpagos y..., luego
estallar en chorros de agua. Como todas las casa tienen el tejado de uralita,
el ruido era ensordecedor, parecía el fin del mundo. No dormí bien, luego por
la mañana seguimos con las matemáticas, ahora con conos y cilindros y luego me
fui a la zona del Cangrejo.
Siempre me pasa lo
mismo, sé llegar hasta la boca del metro, pero luego en la calle ya no sé si
tengo que ir a la izquierda o a la derecha, y claro..., siempre me voy al otro
lado y ando un rato "perdido".
Hice una pequeña
compra y me fui a una cervecería que ya conocía de antes, solamente para
hacerle una foto a una pizarra con un mensaje que tiene, amén de para
beber una Balboa. La pizarra dice: SALVEMOS LA TIERRA QUE ES EL
ÚNICO PLANETA QUE TIENE CERVEZA.
Como de nuevo empezó a
llover, me quedé un buen rato allí. Salí a la terraza y me dediqué a lo que más
me gusta: contemplar cómo pasa la gente. Me regodeo viendo los maquillajes o
los peinados que llevan tan elaborados o tan artísticamente hecho, también
me apasionan, las minifaldas, tal y como las llevan aquí gordas sin ningún
prejuicio. Algo que para nosotros sería estrafalario, aquí no lo es. Blancas,
chinas, negras, mulatas, guapas, feas, llamativas, de todo hay en esta fauna
humana que pulula por la calle, y como estoy solo y no tengo a nadie que
me dé un codazo y me diga ¿qué miras?, pues a disfrutar del paisaje con
tranquilidad. Lástima que no puedo fotografiar todo esto, porque mi cámara no
tiene apenas zoom y no me voy a poner a metro y medio para fotografiarles.
Hasta allí no me atrevo, además sería un poco invasor de las personas. Lo
retengo en mi memoria y ya está.
Me volví a casa cuando
escampó, y como hoy ya va a ser la tercera noche en casa de mis suegra y
siguiendo los consejos de Maricruz eso que dice que mas de tres días mal..., me
iré mañana a la península de Azuero. Desde Las Tablas, la capital de la
provincia de Los Santos escribiré la siguiente crónica. Agur a todos y buen fin
de sanfermines.
Crónica del 18 de julio
Hoy voy a cambiar de forma. En lugar de un
resumen, voy a escribir, lo que yo iba anotando en mi diario estos cuatro días
que he estado por la península de Azuero, hospedado en la capital de la
provincia de Los Santos, que se llama Las Tablas.
Día 13 de julio miércoles
Por los pelos
. A las 8 salía de casa, agarré el metro a las 8 y 20 minutos, y luego todo era mirar el reloj. El caso es que poco antes de las 9 llegué y pude agarrar el bus.
. A las 8 salía de casa, agarré el metro a las 8 y 20 minutos, y luego todo era mirar el reloj. El caso es que poco antes de las 9 llegué y pude agarrar el bus.
No recordaba lo del aire acondicionado, y
sudando y con este airecito....La próxima vez traeré el jersey que tengo en
casa, de adorno claro está. También se me había desgastado toda la pila que
cargué ayer por la noche en el móvil, así es que no sé si comienzo bien o mal.
La estación de Albrook está muy bien. Todo está centralizado aquí y
los buses salen para todos los destinos nacionales y también para los
internacionales, hasta México. Ya vamos en el bus, ahora estoy pasando por el
Puente de las Américas y se ven los grandes barcos contenedores que esperan su
turno para pasar de un océano al otro, así como el petrolero que en estos
momentos está pasando por debajo del puente.
Para la 1 del mediodía y poco más ya estábamos
en Las Tablas. Bajo del autobús helado totalmente.
Me dirijo a buscar hotel. Primero fui a Mar y
Pacífico que fue el hotel donde me alojé en el 2014, pero... el precio eran
35$.Le dije que eso yo no podía pagar y a ver si me hacía descuento como
antiguo cliente. Me contestó que era la administrativa y que ella no podía
hacerlo. Le dije que llamara a su jefe, a lo que me respondió que era la hora
del almuerzo de él y que eso era algo sagrado, que no se le podía molestar. Yo
insistí y por fin llamó, para contestarme que los precios eran inamovibles, que
solamente hacían descuentos a los pensionados y jubilados. Con la mochila a
otra parte, pero con una información que luego me sería valiosa.
Fui a una pensión, Doña Marta o algo así,
tétrica y oscura. Llamé, pero como no había luz no sonó el timbre y no salió nadie. Casi me
alegré. Ya me vi agachando la cabeza y aceptando condiciones inapropiadas para
mí.
Me dirigí a otra pensión que me habían recomendado,
pero había cerrado y ya no existía. Enfrente estaba el hotel Piamonte y a él me
dirigí. Pregunté los precios y..., lo mismo 35$. Entonces me acordé de lo que
me dijo la administrativa del primer hotel y le dije que yo era jubilado en
España, que allí los maestros nos jubilamos a los 60 años, pero que no había
traído el carnet de jubilado porque no pensaba que me fuera a hacer falta.
La chica me pidió el pasaporte y medio
en broma medio en serio, ¡me aplicó el descuento de jubilado! ¡Me lo dejó
en 18 $ por noche! Genial. Acepté claro está. O sea que para todos
aquellos que me querían ver jubilado, pueden hacerlo viniendo a Panamá: ja, ja,
ja.
Ahora me replanteo el viaje por Azuero, con
este precio y teniendo una habitación individual, con tv por cable, ducha
dentro de la habitación y demás delicatesen, creo que me voy a quedar aquí en
las Tablas y desde este lugar me iré desplazando durante el día a los
diferentes pueblos y luego volver a la noche.
Por la tarde, me pateé el pueblo y me tuve que
comprar unas nuevas gafas, pues las anteriores eran de aumento 100 y solo veía
los escritos grandes y también un jersey para que no me pase lo de antes en el
bus.
Como ya estaba harto de arroz y pollo,
cené filete a la pimienta, pero..., no vendían cervezas, tuve que
tragarme el líquido del tío Sam. Es un problema eso del permiso de los
establecimientos para expender cerveza, porque una cena con coca cola, pues
como que no.
Jueves 14 de julio.
Aquí en Las Tablas ha salido lloviendo, pero
de todas formas, seguiré con el plan previsto y me iré a Pedasí.
Cuando cojo el busito para desplazarme, es
para mí el momento en el que empiezo a viajar. No me importa tanto el llegar al
sitio, como la vivencia del propio viaje en el busito. Tuve suerte, me puse en
el asiento delantero con el chófer, por si acaso le da algo...
El paisaje es de campos verdes, cercados con
alambre y abundante hierba. Estoy en una zona ganadera, pero apenas veo vacas u
otros animales. Paso por Santo Domingo, pueblo pequeño donde Mavi
tiene una casita con su hermano.
Al llegar a Pedasí fui directo al hotel Dims
de doña Mirna. Al que fue mi lugar de alojamiento con Zarra y Gema en el 2014.
Todo cambia, no había nadie hospedado.
Solamente estaba doña Mirna que me ofreció o brindó, como dicen aquí un batido
de piña. Luego trajo otro más.
Me contó que la situación estaba muy mal y que
si quería me dejaba la habitación en 30$ con desayuno incluido. Decliné
amablemente su ofrecimiento y me fui en busca de un restaurante fino, en donde
hacía dos años, en compañía de mis amigos, habíamos comido el mejor atún a la
plancha, con una salsa especial, que habíamos comido nunca. Decepción, ya no
existe el restaurante, ahora es un mejicano. Me fui hasta el final del pueblo,
al restaurante Isla Iguana que ya conocía, y aquí, las cosas no habían
cambiado. El dueño seguía siendo el mismo tipo seco y arisco de años
anteriores, pero la sopa de mariscos y el ceviche mixto, amén de la infaltable
Balboa, compensaron el talante del dueño.
¿Qué pasa? ¿Estamos todos locos? Un imbécil
que escribe burradas sobre la muerte de un torero y ... lo de Niza. ¿Cómo
es posible que ocurra esto? En mi privilegiado hotel, estoy viendo 24 horas TV
y no doy crédito a lo que veo y escucho. ¿Dónde está y qué dice ahora ese señor
(perdón), con bigotito de foca que nos metió en una guerra, en contra de una
gran mayoría? Escribo cabreado, claro está, pero el valor de una vida humana…
¡qué pronto pasa a ser un número! 73, 74, 80 dicen ahora, que más da...
Viernes 15 de agosto
¡Ah! El horror, que diría Conrad en El Corazón
de las Tinieblas.
No he podido dormir bien y para las 7 1/2 me
levanto para ir a Tonosí. Voy a autobuses ya que me habían dicho que el primero
salía a las 8 1/2 y aunque eran las 8 y cuarto ya se había ido porque estaba
lleno para esa hora. Cambio de planes y me voy a Parita, un pequeño pueblito
colonial cerca de Chitré.
Sigo pensando en el horror y pienso que
las tienieblas no están en el Congo, como en el libro, ni el corazón en
una factoría río Congo arriba, si no en cualquier lugar.
Hice mi visita cultural al pueblito y a la
iglesia dedicada a Santo domingo de estilo colonial español. No había más que
una señora con rulos haciendo punto. Me senté en un banco y...., escuchaba la
misa. ¡Estaba grabada, las palabras del cura, las contestaciones, los cánticos,
todo! Así soy yo capaz de dar una misa sin equivocaciones, con una sotana, un
poco de teatro en los gestos y darle a la tecla, ya está todo hecho.
Volví a Las Tablas. Entre en internet y tenía
mensaje de mi amigo de la infancia y de la cuadrilla “La Calderilla de Sangüesa”,
José Francisco Muro Gil (Queleto), para los sangüesinos. Ha cogido un año
sabático y está dando la vuelta al Mediterráneo en su velero. Me invita también
a su cumpleaños que será el 2 de Octubre en: primero iba a ser en Estambul,
pero ahora vistas las circunstancias, va a ser en Bolonia. Creo que no voy a
poder ir.
Prosiguen las noticias cuando llego a mi
retiro. Ahora es el golpe militar en Turquía. País que me encanta y que visité
dos veranos seguidos. Los contertulios de 24 horas tv, son penosos. El Rojo ese,
me hace ponerme a mi del mismo color ante los comentarios como: esos que han
salido a la calle, si triunfa el golpe, mañana están con los otros. Para no
oírle más. Luego se demostró que en gran parte el golpe fracasó por esa gente
valiente que salió a la calle. Sin más comentarios. Cada uno que piense lo que
quiera.
Me doy una vuelta por la plaza, voy a la
terraza del Bamboo y mientras tomo la cerveza oigo los cantos de la catedral y
como ya van terminando, después de más de dos horas se oye eso de: ¡Viva Santa
Librada!, ¡Viva la Iglesia!, ¡Viva Cristo! Bueno, pensaba que salían, pero aún
siguen. El predicador me recuerda a los que venían hace tiempo a Sangüesa en
tiempos de la Semana Santa, se subían al púlpito y ala, media hora de
sermón.
16 de julio sábado
He agarrado un bus a las 8 pensando que era el
de las ocho, pero era el de las diez, pues el de las ocho para las siete y
media se había llenado y se ha ido. Yo he tenido mis palabras con el chófer,
para finalmente tener que pedirle perdón, por todo este follón de las horas y
demás. Total, que aquí cuando se llena el bus, sale independientemente de la
hora que marque. He ido a Tonosí. Luego en otro busito a la playa de
Cambutal y...estaba yo solo. La playa era bonita, muy grande, la suelen
utilizar los surfistas. Era de arena negra. Me he enterado de que solo había un
busito para volver en la tarde, a eso de las 4 y que aún cogiendo ese perdía en
Tonosí el último para volver a Las Tablas. Total que me he apurado, he andado
un rato por la playa y lo lejos he visto a un señor jugando con un niño;
era su nieto. Le he preguntado que a ver si iba a Tonosí y me ha respondido que
sí, pero que antes tenía que dejar al niño con su madre. Total que me ha
llevado hasta un cruce de caminos, donde había un super diciéndome que dentro
de hora y media volvería por ese lugar y que si estaba yo, me llevaba a Tonosí.
Yo me he puesto a hacer autoestop y nada
de nada, todo eran camionetas ganaderas que iban a los alrededores. Finalmente
ha aparecido un busito que ponía Buenos Aires-Tonosí, y que no figuraba en
ningún programa. Me ha parado y..., estaba lleno, menos un sitio de pastores
evangélicos con sus camisas corbatas y la Biblia. Bueno, me han dado un
panfleto sobre la Biblia, pero me han llevado hasta Tonosí. Llegar aquí y
enseguida salía el último busito para Las Tablas. El chófer y yo solos hemos
hecho el recorrido por un paisaje de media montaña precioso. Había arrozales,
en la parte llana, y gran cantidad de árboles de teca. Para las cuatro de la
tarde estaba en mi refugio. Fui siguiendo las noticias de Turquía,
reafirmándome en lo que supuse el día anterior en cuanto a la gente que salió a
la calle.
Crónica del día 27 de julio
Hola. El 24 de julio, tuvimos comida familiar en casa de Doña
Flora. Nos juntamos 18 entre hijos, nuera, yernos, nietos y allegados. El caso
es que trajeron 48 botellas de cervezas Coronita, que bebimos entre los 5 ó 6
hombres adultos que estábamos allá.
Yo como andaba con las tripas medio mal, creo
que solamente tomé 6. Esto trajo consigo que al día siguiente lunes en vez de
levantarme a las 6, lo hice a las 7.
Ya me dí cuenta que iba a ser un todo un
corre, como así fue. después de desayunar mi café negro y las dos hojaldras,
ranqué ( arranqué), corriendo para agarrar el "metro". ¡Increíble!, a esas horas la estación
estaba a tope y había cinco filas esperando. Cuando llegó el metro solamente
dos filas pudieron entrar. Yo ya comenzaba a desesperar porque veía que en el
siguiente tampoco me iba a poder subir, pero... (espíritu de Xabier Yarnoz),
vino uno ..., vacío y entramos todos.
Explico esto de
Xabier Y., que es uno de mis mejores amigos. Cuando fuimos a India los dos en
el 82, la noche anterior a volver, estábamos en Jaipur. Bueno, pues a la mañana
siguiente a correr para coger el bus local que nos llevara a Delhi, pues a la
noche teníamos que ir al aeropuerto a pillar el avión.Yo todo prisas y él todo
tranquilidad. Cuando llegamos el Bus Station, salía el bus. Él aún decía:-
joder, por un cuarto de hora tarde que llegamos. Yo nervioso total, no tenía
ganas ni de discutir con él, cuando en eso..., entra otro autobús vacío que iba
a Delhi. Increíble, pero cierto. Luego ya no me importaba que el autobús
pinchara no sé cuántas veces y que no se conformaran con cambiar la rueda, sino
que recauchutaban la cubierta. Daba igual, sabía que yendo con Yarnoz iba a
llegar, como así fue. Llegamos al último bus que salía para el aeropuerto,
cogimos el avión y en París un bus que nos llevaba a la estación de tren
desde donde volvíamos a Irún. Fuimos los últimos en montar al tren pero subimos
y llegamos a Irún. Además no nos ticaron los billetes de vuelta y se los
regalamos a su hermano que lo aprovechó en un viaje a París. Por eso cuando la
situación está muy mal, seguro que ese día, o hay otro bus, o el chófer no ha
dormido bien y llega más tarde o... a eso le llamo yo espíritu de Yarnoz.
Dejando a un lado
esta aclaración, me encuentro ya en la estación de autobuses de Albrook. En la
ventanilla me dice la administrativa que los asientos son numerados, le pido
ventanilla y adelante y me da el 1. Bueno, a ver qué pasa.
Cuando veo el bus,
me quedo impresionado. Un bus de dos pisos y mi asiento es arriba, en la
palomera, en la cristalera de frente y ventana a la izquierda, como los de
Argentina. No me lo podía creer. Además, aunque iba preparado con pantalón
largo y jersey en el bolso, no pusieron el aire acondicionado a tope como es lo
habitual. Desde mi privilegiada situación veía el centro donde estuvo el
comando sur o la escuela de las Américas, y al pasar por el puente centenario,
vi el canal y los barcos que en ese momento pasaban por éll. Hasta aquí todo
muy bien. A la media hora llegamos a un pueblo llamado La Chorrera. Media hora
aquí. A partir de aquí, fue parar en todos los pueblos y hasta en donde no
había ya paradas de 15 ó 20 minutos. Luego el conductor, no pisó ni un bache.
Cuando lo veía de lejos, bajaba a 20 K/h, y con esa lentitud más de 300 Km .
Nos vimos tres
películas, Venganza, La de la noche en el museo y El Francotirador, pero como
aún seguíamos viaje, comenzó la cuarta que era otra vez la primera. A las 5 y
media llegamos a David. 8 horas para recorrer 450 Km . Allí todavía no
habíamos acabado. Ahora venía recoger los equipajes. Se subió un señor que
supongo sería de la compañía a la bodega y cogía una bolsa, leía el número que
llevaba pegado y el "poseedor" tenía que presentar la otra parte. Mi
mochila como había entrado de las primeras, ahora la penúltima. Casi otra hora
más desde que abrieron la bodega hasta que me dieron la mochila. Aún tenía que
agarra otro bus, para ir hasta Boquete. Le pregunté a un señor americano mayor
que había venido en el bus al lado mí a ver donde tenía que coger el bus. Me
dijo que no sabía, que normalmente no viajaba en bus, pero que esta era la
última vez que lo hacía.
No tuve mayor
dificultad en encontrar esos buses americanos amarillos que transportaban a
niños a la escuela, porque ahora o se los regalaron o se los vendieron a Panamá
y se utilizan par el transporte de cercanías. Aún tuve suerte y fui sentado,
aunque los asientos eran de scay. Ya no sabía ni dónde ni cómo poner el culo.
Me dolía el glúteo derecho, el izquierdo y hasta el central. A las 7 menos diez
entraba en la plaza principal de Boquete.12 horas desde que salí de la casa y
aún me quedaba encontrar hostal, pero esa... es otra historia. agur. Daniel
Crónica del día 28 de julio
Como comentaba anteriormente, después de un largo viaje, llegaba
a Boquete a eso de las 7 menos 10 de la tarde.
Comencé a hablar para ver si me hacían buen
precio y les dije, que yo había estado allí hace varios años, que ahora volvía
con más años a mi espalda y..., a ver que precio me hacían. La recepcionista me
contestó: - señor, está todo completo. Y para eso me había tirado yo ese
discurso... Agarra la mochila y a otro.
Fui a la pensión Marylos, un clásico entre los
viajero de antaño. Si tenían habitación, pero era con baño compartido fuera, en
el pasillo. La habitación era espartana, como a mí me gustan. Dos camas (una
supongo que para extender lo que traigo en la mochila), y unas perchas de
alambre. Eso era todo, ni tv, ni ventilador, nada, solo eso. Era grande limpia,
y me la dejaron con el descuento por 17$.
El martes 26 de julio, me levanté bastante
bien y me fui a desayunar a La Ceiba Bakery. Esto de la Bakery debe de
ser una cadena multinacional, pues en Leh, en el Tibet India, había una Germany Bakery, donde nos poníamos morados de
desayunar. Aquí también, con este desayuno de huevos, jamón leche frita, y
fruta ya estaba bien hasta la tarde.
Boquete es una maravilla. Está situado a 1000
msnm( sobre el nivel del mar). Todo el corregimiento tiene una población de
unos 20.000 habitantes. Enclavada en la provincia panameña de Chiriquí cuya
capital es David.
A este lugar vinieron muchos colonos de origen
anglosajón, que se dedicaron al cultivo del café, las flores y también crearon
grandes invernaderos con toda clase de productos hortícolas. Estamos cerca de
la gran altura de panamá, el extinto Volcán Barú de 3.475 m. Hay
excursiones a pie, y también a caballo y hasta en un 4 x4 te suben a la cumbre
( si tienes pasta).
Aquí estoy pasando los días. Quería dar una
vuelta al lado del río Caldera, pero cuando ya llevaba un buen rato caminando y
había encontrado el puente que cruzaba el río, pregunté por el recorrido que me
quedaba y..., si quería dar la vuelta completa tenía como para dos horas y media, que era mejor que me volviera por donde había venido pues la lluvia se acercaba. Fui prudente, hice caso y me volví. Antes de llegar al pueblo, vi un restaurante argentino, y entré. pedí mi "balboa" y la carta. Los precios eran prohibitivos para mí, y eso que el "bife de chorizo", me tiraba y me recordaba mi estancia en Argentina. Me tuve que conformar con otra "balboa" y nada más.
quedaba y..., si quería dar la vuelta completa tenía como para dos horas y media, que era mejor que me volviera por donde había venido pues la lluvia se acercaba. Fui prudente, hice caso y me volví. Antes de llegar al pueblo, vi un restaurante argentino, y entré. pedí mi "balboa" y la carta. Los precios eran prohibitivos para mí, y eso que el "bife de chorizo", me tiraba y me recordaba mi estancia en Argentina. Me tuve que conformar con otra "balboa" y nada más.
Al llegar a la pensión, estaban los dos únicos
inquilinos, hablando y cocinando. Uno de ellos es un colombiano que estuvo en
España trabajando de camionero y el otro es un australiano de 72 años, llamado
Alan y que había hecho el camino de Santiago aragonés, pasando por Sangüesa y
tres o cuatro etapas más.
Hablando con él, le comenté la posibilidad de
hacer el Sendero de los Quetzales el día siguiente y tras pensarlo un rato,
dijo que sí. Le dije que había que levantarse pronto porque el camino hasta
antes de empezar el sendero era largo, ya que lo íbamos a hacer de bajada,
desde Cerro Punta hasta el Alto Chiquero en Boquete. Estuvo de acuerdo y
quedamos para el día siguiente a las 6 de la mañana en la cocina.
Me vine a cenar a un sitio de gilipollas,
porque toda la carta está en inglés y hasta los carteles del Wifi de: name,
password. Me jode, pero... no me he ido.
Pedí y cené " tacos" de atún y
aunque no os lo creáis, nunca había comido tacos, pues ni he estado en Méjico
ni voy a restaurantes mejicanos. Estaban buenos, y me parecieron fáciles de comer, sobretodo porque los enrollas con un poco de cuidado y los comes sin que se te caiga nada, no como me pasa con la puñetera hamburguesa, que el primer y segundo bocado bien, pero luego ya la carne ha resbalado y ha caído en el plato, las manos las tengo pringadas de mayonesa, los trozos de pan no encajan y parece que resbalan con la lechuga... En fin que soy un desastre y dudo que vuelva a pedir hamburguesas en cualquier sitio.
ni voy a restaurantes mejicanos. Estaban buenos, y me parecieron fáciles de comer, sobretodo porque los enrollas con un poco de cuidado y los comes sin que se te caiga nada, no como me pasa con la puñetera hamburguesa, que el primer y segundo bocado bien, pero luego ya la carne ha resbalado y ha caído en el plato, las manos las tengo pringadas de mayonesa, los trozos de pan no encajan y parece que resbalan con la lechuga... En fin que soy un desastre y dudo que vuelva a pedir hamburguesas en cualquier sitio.
Termino mis tacos y pregunto a ver si tienen
café. Me responden que regular. Y eso ¿qué es?, les pregunto yo. Bueno, pues no
tenemos ni expreso, ni capuccino, solo café regular.
Pediría también caipiriña, pero mañana tengo
que madrugar y esa otra historia.. Agur. Daniel
Crónica del día 29 de julio
Tal y como había quedado con Alen el australiano, a las 6 de
la mañana estábamos los dos en la cocina de la pensión. A y cuarto
agarrábamos un bus de esos de transporte escolar americano y para las 7 y media
estábamos en Boquete.
Esperar un poco y vimos el busito que iba
hasta Cerro Punta, pasando por Volcán. En cuanto se completó salimos.
Llegamos a Cerro Punta y mientras negociábamos
un taxi, en una tienda cargué el móvil una cuarta parte.
El taxi nos llevó hasta donde pueden ir los
coches a unos 6 Km
de Cerro Punta pero a más de 1 de donde comienza el sendero.
Una dura cuesta de más de un kilómetro nos
aguardaba para empezar. Solamente los 4 x 4 pueden subir por esa pista.
Yo iba bien, dejando ligeramente retrasado a
Alan ( 72 años), que me comentó que estaba un poco flojo por estar resfriado.
Llegamos a la caseta donde están los guardas y
tras pagar los 5$ de entrada comenzamos el sendero. Muy importante es saber que
lo hicimos en este sentido, porque es todo cuesta abajo, al revés de Boquete a
Cerro Punta, sería muy duro o casi imposible para nosotros.
Comienza la cuesta abajo, el cielo está
nublado y el suelo al ser el trazado por un bosque lluvioso, muy resbaladizo.
El sendero está peligroso, por lo resbaladizo que está. Muchos, muchos,
escalones. Como la tierra es un poco fangosa, por el humus, han hecho escalones
con pequeños troncos de árboles a modo de escalinatas, pero en la parte
superior del círculo, una redecilla de alambre para que el pie, no resbale. Y
se comienza a bajar y a bajar. Los carteles dicen que hay 7 Km hasta el final, pero en
las guías ponen 9 o más, depende de dónde lo empieces.
Vas muy preocupado por los resbalones, lo que
te hace bajar tenso y solo ves el sendero y los laterales. No se ven apenas
animales, ni quetzales, con lo que a mí me hubiera gustado ver uno en libertad.
Este sendero tiene su mito, y es que hace dos
años aparecieron dos alemanas muertas. Por lo que se ha podido saber, entraron
bastante tarde al sendero y en un momento determinado, se perdieron saliéndose
de él y tirando monte arriba. Una vez dada la voz de alarma, las encontraron
varios días después, muertas y medio comidas por los animales, que no se ven
pero que hay monte arriba.
Durante el camino, Alan me muestra una planta
de la familia de las piñas, que guarda agua en su interior, también, helecho en
árbol, algo que yo nunca había visto y si que he visto helechos en cantidad,
tanto en la zona de Lesaka como en el sur de Chile.
Seguimos bajando escalones, piedras mojadas y
resbaladizas, raíces de los árboles que forman parte del
sendero y que también están muy resbaladizas y tierra empapada en agua.
sendero y que también están muy resbaladizas y tierra empapada en agua.
Yo por el cansancio acumulado, en parte por la
tensión de no caer y también por la falta de preparación, ya voy mal. Camino
como los patos y las rodillas me bailan. Tengo los cuádriceps (supongo que son
esos músculos), hechos polvo y aún me quedan mas de 2 Km .
Cuando nos falta algo mas de kilómetro y medio
para terminar tenemos que cruzar un río, afluente del río Caldera. Hasta ahora
hemos tenido que atravesar riachuelos varias veces, pero siempre había un
pequeño puente, o en un caso más grande, un pequeño puente colgante que
como todos se balanceaba cuando pasabas y que tampoco tenía todas las tablas en
el suelo, pero bueno, eso sin problemas.
Cuando llegamos a este último cruce, yo ya no
podía más. Las rodillas me bailaban y la cabeza me decía que hasta aquí he
llegado, pero..., no había mas remedio que cruzarlo, pues poquísima gente
andaba por el sendero y era difícil que alguien te pudiera echar una mano.
Intenté subir al tronco y ya metí un pie en el agua. El riachuelo no era muy
profundo pero sí bajaba buena corriente. No cabía la opción de descalzarse y
cruzarla por el río andando, porque la corriente me hubiera tirado.
En estas estaba, cuando Alan, subió al tronco
y en cuatro pasos se plantó en el otro lado. No cabía otra. Como pude subí al
tronco, me puse a mirar corriente arriba tal y como venía el río y con los pies
juntos o casi, y caminando de lateral, sin gallardía, logré llegar casi al
final del tronco. Un pequeño salto, cuando vi que me iba a caer, y los brazos
de Alan hicieron el resto para que no cayera al agua. Increíble, había superado
ese tronco resbaladizo que en otras circunstancias hubiera sido un juego.
Aún quedaba algo más de un kilómetro para
llegar al final del parque y algo más para finalizar en la casa de los guardas.
Sorpresa, la última parte es una cuesta arriba
de aúpa. Mal que bien la cuesta arriba podía hacerla, despacio, pero subía. Veo
un cartel y me digo: qué bien, ya hemos llegado.
Cuando llego al cartel lo que pone no es
final, si no LOMA DE LOS LAMENTOS. Comenzaba allí, la subida que habíamos
hecho, era un aperitivo.
Yo la rebauticé, como loma de los JURAMENTOS.
La loma era durísima y más porque estabas al final del trayecto y ya sin
fuerzas. No sé de cuánto sería la pendiente, pero el Mortirolo se quedaba
pequeño.
Con las últimas fuerzas y andando como los que
suben al Everest y andan los últimos metros como borrachos y si enterarse de lo
que andan, así llegué yo.
Habían sido cuatro horas y media desde una
caseta a la otra, pero no tenía ánimos para celebrar nada. Junto a la caseta
había una pareja que había hecho el camino y estaban esperando un taxi para las
cuatro de la tarde. En esos momentos eran las 3 y cuarto. ¿Qué hacer?. Una
posibilidad era quedarme allí tumbado esperando a ese taxi y a ver si había
suerte y tenía sitio para llevarme o llevarnos, según lo que hiciera Alan.
Tengo que deciros que hay una carretera asfaltada que llega hasta la entrada
del parque, pero que muere allí. Después no hay fincas de cafetales ni nada.
Alan comentó que tenía que haber una parada de
buses en algún sitio, pero que no sabía en dónde. Boquete quedaba a 8 km de donde nos
encontrábamos y la parada estaría en algún cruce que llevara a las fincas,
porque aquí era carretera única. Él todo decidido se puso a caminar y yo...le
seguí. Yo iba en zig-zag y mal. Cada paso que daba me costaba un montón y me
arrepentía de haberlo seguido. Ya no sabía que hacer si tumbarme allí mismo y
esperar una 45 minutos al famoso taxi o qué.
Seguí la estela de Alan y al poco rato, vi
(una aparición), una furgoneta roja parada junto a una casa cochambrosa. Un
señor se bajó y empezó a llamar, supongo que al dueño de la casa. Yo a la vez
comencé a hacer señas con los brazos porque suponía que esa furgoneta daría la
vuelta y emprendería camino a Boquete. Todo esto suponía o deseaba. Yo seguía
haciendo gestos y, cuando ya estaba cerca de mi salvadora furgoneta (en todo el
circo que yo me había montado en mi cabeza), va y mira por dónde aparece un
busito vacío que hacía la ruta, Boquete Alto Chiquero, o lo que es lo mismo, el
fin de la carretera junto al parque. No me lo podía creer. Afloró en mí el
espíritu de Yarnoz, ese de que cuando lo necesitas siempre aparece algo.
Paró el busito y siguiendo su sentido,
retrocedimos sobre nuestros pasos hasta el fin de la carretera. La cuesta
era tan pronunciad, que la subimos en primera. Allí estaban los chicos del
taxi, que no pudieron coger el busito por el compromiso adquirido.
Con Alan y yo, como pasajeros, emprendimos el
camino hacia Boquete. Alas 2
kilómetros y medio, había cruce de caminos y parada de
busitos. Aún quedaban otros 6 para llegar al pueblo.
Llegué derrengado. Alan compró dos bebidas
isotónicas para tratar de recuperarnos. En la cocina de la pensión nos las
bebimos y me despedí de este australiano fantástico, que al día siguiente
partía para Costa Rica desde donde emprendería vuelo para Australia.
El conductor del busito nos comentó que ese
viaje no era el último, que habría otro busito a ...las 7 de la tarde. Casi
nada.
El viaje de regreso casi felices, pero es que
estábamos empapados de sudor y de la llovizna de todo el día y nos cubríamos
con toallas para que el aire que entraba por las ventanillas no nos hiciera
coger una pulmonía o por lo menos un resfriado.
Lo que me da rabia es que este recorrido lo
había hecho con Don Ángel (el médico) diez años atrás, y lo acabamos los dos
muy bien. El también. ¿Serán los años?
Acabo esta crónica, con una frase que no es
mía pero que la hago mía.
"El deseo sobrevive a la potencia".
Mañana si estoy recuperado y puedo caminar
normalmente me voy a Bocas del Toro donde creo que todo es llano y no hay
escaleras. Para caminar no tengo muchas dificultades, pero para bajar
escaleras, todas. Me tengo que agarrar al pasamanos donde hay, o hacer un poco
el ridículo y bajar de medio lado.
Agur. Daniel.
Crónica del día 31 de julio
El 28 jueves, después de la paliza del Sendero, no hice nada
más que cama. Por la tarde aún fui a leer internet ya las oficinas de Air
Panamá para informarme de un posible vuelo al archipiélago de San Blas.
El 29 viernes, dudaba y dudaba, pero al final
me levanté para ir a Bocas. Me fastidiaba dejar Boquete, donde estaba tan bien.
Cuando llevas mas de tres días en un sitio, ya conoces gente y dominas los
puntos
estratégicos: internet, restaurantes, barbería, paradas de buses, etc.
estratégicos: internet, restaurantes, barbería, paradas de buses, etc.
Eso es lo que me pasaba a mí y además, creo
que Boquete es un buen sitio no solo para visitar si no para vivir. Buen clima,
no es grande, población amable, todo rodeado de montañas con cafetales y
grandes producciones de flores. En fin, muchos americanos y también europeos
han elegido este sitio para vivir bien con su jubilación
El caso es que el cuerpo me pedía que me
quedara en la cama, pero recordando a mi madre que me decía: "el cuerpo es
muy falso y si le das lo que te pide, no te moverías...” Me levanté. Fui al
restaurante El Sabrosón y pude tomar café con hojaldras. Luego agarré un school
bus, conducido por un gordito amable con coleta y tatuajes y que vine para
David. El camino esta jalonado por chalets, y me daba envidia, aunque yo para
vivir, en el pueblo. Soy hombre de la calle y de bar.
Desde David agarré un bus grande que iba a
Changuinola ya al lado de la frontera con Costa Rica, pero que me dejaba en
Almirante.
Tuve suerte y pude ir sentado adelante,
hablando constantemente con el chófer sobre el fútbol en España. Todos los
chóferes aquí tienen dos manías. Cuando les dan dólares de los que suben por el
camino, los recogen en una mano y se ponen a ordenarlos por su valor, también
medio los planchan, mientras... siguen conduciendo con la otra mano. La otra
curiosidad es que a todos ellos les encanta manejar el móvil mientras conducen,
pero no responder a llamadas, sino marcar y llamar ellos, mientras la otra mano
se encarga del gigantesco volante. Este era igual, pero tenía un gran rasgo de
humanidad; a todos los "peladitos", que se apostaban a lo largo del
camino les compraba alguna pequeña cosa. Ya fuera una bolsa de pimientos, queso
blanco, cocona, fresas, etc. y aún a dos niños que iban medio desnudos les dio
dos bolsas de patatas. El viaje en sí es un mundo, yo disfruto con todas estas
cosas.
Me dejó en Almirante, algo antes de la
terminal de bus, porque allí había un taxista que por 1$ me llevaba hasta el
embarcadero donde debía coger la lancha.
Bocas del Toro es un archipiélago, que según
los españoles, parecía las bocas de de los toros, por la cantidad de islas y
recovecos que hay. De todas formas es el único lugar que aunque sea geográficamente
se le reconoce al "descubridor". Donde yo voy a coger la lancha se
llama Almirante, para dirigirme a la isla Colón y la de enfrente se llama
Cristóbal.
El caso es que cuando se completó la lancha
salimos para la isla Cristóbal cuya población más importante es Bocas.
Todo ha cambiado. Antes cuando vine en el 94,
solamente había un ferry que hacía este trayecto, una vez al día y tenías que
ajustar bien tus horarios para poder agarrarlo. Ahora hay tres compañías de
lanchas que en 25 minutos te llevan.
Total que el mismo viernes 24, para las cuatro
de la tarde ya estaba en Bocas. Un tanto despistado con mi mochila al hombro y
sin saber a donde dirigirme. La demás gente de la lancha iba en
"organizado" y les estaban esperando.
Primero me dirigí a un hostal, pero...me di
cuenta que ese ya no era lugar para mí. Todos eran jovencitos/as, en su mayoría
de habla inglesa y con tablas de surf.
Me propuse ir a otro que me recomendaron: el
hostal Luego,
Como aún no podía andar bien, paré a un taxi
para que me llevara, pero...., por el camino reconocí el hotel en el que había
estado con Maricruz en el 95. Era el hotel Brisas. Seguí igual, algo decrépito,
pero con un embarcadero dentro del hotel y suelo de madera. Después de un breve
regateo, me dejo la habitación en 20$ diarios, sin tv ni a.c. Me daba igual,
esta por lo menos tenía baño dentro. Me quedé, le di 1 dólar al taxista y le
agradecí la espera.
Después de dejar las cosas me puse a recorrer
el pueblo. Todo había cambiado: los padres agustinos con el obispo Monseñor
Ganuza, habían desaparecido de Bocas. Un amigo italiano que tenía un
restaurante llamado La Ballena, había fallecido el año anterior. Cuando
pregunté por la causa, una mujer me contestó:...fumaba bastante.
El pueblo ya no es lo que era, un pueblo caribeño
poblado en gran parte por población negra que hablaban raro. Ahora todo son
pequeños hoteles, muchas tiendas y restaurantes y la población actual, son
jóvenes tatuados, algunos con guitarra y perro, gente bien de Panamá y
ocasionalmente yo también.
Descubrí un muy buen sitio para cenar, llamado
El Pirata, y allí que me fui. Un palto con dos pescados en salsa de cocos con
pulpo, calamares y langostinos, con sus consabidas dos cervezas fue mi gran
cena.
Cuando volvía caminando renqueante para casa,
un "vendedor" sentado en encima de una barandilla en la acera dialogó
conmigo. ¡Hola amigo! ¿Cómo te va ?Yo le contesté que mal, que a ver si no
había visto que casi no podía caminar. Su respuesta fue: -no se preocupe
hermano, para eso también tengo alguna cosita. Seguí yo mi marcha, pero me hizo
gracia.
Por la noche llovió en cantidad y por la
mañana me dediqué a cumplir el encargo de mi suegra. ¡Conseguirle una botella
de aceite de tortuga! Tras varias averiguaciones y algo de secretismo, encontré
el lugar donde podía comprar. Era una tiendita de un señor que llamaban El
gordito. El caso es que la compré. No hice nada más especial, pasear por el
pueblo, descubrir lo del Happy Houers y comprar el boleto para volver a Panamá.
Esta noche volveré.
Hoy cuando ya casi se me pasa el dolor de
piernas y ya puedo andar, me pongo a hacer la mochila, me agacho y..., tengo
que llevar la mano al costado izquierdo, por un lumbago. Y yo que me reía de
los lumbagos. En fin, será la edad. Ayer me llegó una comunicación de una
pareja de Sangüesa que vienen este lunes a Panamá, intentaré contactar con
ellos... si este maltrecho cuerpo me deja. Bueno dejo Bocas que es un lugar que
no dejará mella en mí. Sin embargo creo que es un lugar precioso para todos
aquellos a los que les gusta todo lo referente al mar: buceo, surf, paseos en
vela, etc. Yo me voy, aunque tengo intención de ir a San Blas. Agur Daniel
Crónica del día 6 de agosto
El 31 de julio, domingo, abandonaba Bocas del Toro. Me dirigí
a eso de las cuatro de la tarde al embarcadero y allí en una lancha de la misma
compañía que la que vine, (me descontaban 1$ por ello), regresé al puerto de
Almirante. Casualidades, el mismo taxista que me trajo a la ida, me llevó ahora
a la estación de autobuses.
El bus salía a las 6 de la tarde, teórica, y
para las cinco ya estaba allí. Muchos turistas y yo ya me estaba apurando
pensando que no todos íbamos a entrar en un bus. El caso es que pusieron por lo
menos dos, uno que estaba allí y otro que venía de Changuinola.
El espectáculo era surrealista, en pleno
Caribe y con una temperatura muy alta, todos se ponían pantalones largos,
sacaban los jerseys y preparaban mantas. El espectáculo dentro del autobús era
para partirte de risa al ver semejante vestuario si no fuera porque hacía un
frío espantoso. Tienen la manía de poner el aire acondicionado a tope de
frío, por ello el vestuario de esa guisa.
Me tocó en suerte de compañero, un gallego de
La Coruña, que se llama Miguel y así tuvimos conversación parte del viaje. Éste
resultó mas cómodo que a la ida y desde Santiago de Veraguas, ya no pusieron el a.C.
Para las cuatro de la madrugada, llegábamos a
la estación central de Albrook y como hasta las cinco no abrían el metro, me
quedé en la estación desayunando y conversando con Miguel hasta que lo
abrieron.
No he hecho nada especial en la
"capi". Me corté el pelo y por la tarde fui al cine a ver La leyenda
de Tarzán. Voy a la taquilla, pido una entrada y la taquillera me dice: de
jubilado, ¿no? No me supo bien, una cosa es que tú regatees para el descuento y
otra que te lo digan a la cara. La entrada para los jubiletas era de 2,75$.
Al día siguiente, 2 de agosto, venía a Panamá
una pareja de Sangüesa: Nora y Eneko, y pese a que nos habíamos comunicado por
internet al final no nos pusimos de acuerdo para quedar.
Me fui al casco antiguo, a ver una exposición
de artistas mejicanos. Entre ellos aparecía Frida Khalo y su cuadro "Mi
vestido colgando". También había un cuadro impresionista de su esposo,
Diego Rivera y alguno de Siqueiros. Me hubiera gustado que hubiera habido más
cuadros de Fridha, pero ya iba sobre aviso, pues Celia me había dicho que de
Frida, solamente había uno. No me decepcionó en absoluto la exposición.
Salí del casco antiguo y me puse a caminar
hacia Calidonia. En la Central, vi a una mujer que en la acera pintaba las uñas
de los pies a otra. Yo me quedé mirando y cuando acabó la labor le dije, a ver
si a mí, en vez de pintar me podía cortar las uñas de los pies. Me contestó que
sí y así lo hizo. Me cobró 2$ y yo encantado pues para mí es un suplicio ese
ejercicio.
Cuando caminaba con pies perfectas uñas y
pensando que allá, no me atrevería a hacerlo, me doy de narices con la pareja
sangüesina.
Estuvimos un buen rato juntos. Yo les pasé
información sobre lo que le podría interesar a ellos, aunque ya tenían un plan
bastante claro. Comimos juntos y luego vinimos a Albrook a tomar buen
café y ellos a comprar el billete para Changunola pues iban a pasar unos días
con el tío de Eneko, Paco Elizalde.
Hicimos también averiguaciones sobre cómo
poder ir a Kuna Yala, y preguntando, preguntando, nos enteramos que cerca de la
iglesia Don Bosco, había una agencia que transportaba a gente hasta las islas.
Seguimos preguntando precios para una estadía de dos día en las islas, todo
incluido y nos dijeron que 168$. Yo vi que yendo por mi cuenta me iba a costar
por lo menos 150$, eso con suerte y... decidí comprarlo.
Si leéis en internet cómo poder ir por tierra
a San Blas, os saldrá una información muy graciosa de cómo ir por tres dólares
hasta un cruce, luego autostop hasta Cartí y luego, barca estancia y todo lo
demás. Muy bonito en teoría pero mentira en la realidad. El tramo de Cañita
hasta Cartí lo tienes que hacer en todo terreno, y si alguno ha hecho este
tramo sabe de lo que hablo, como mi amigo Javi Erdozain el de Bilbao.
La suerte ya estaba echada. Me despedí de esta
agradable pareja y me fui a casa, pues al día siguiente para las cuatro y media
de la madrugada vendría a buscarme un todo terreno, pero esto ya será...,
otro capítulo.
Agur. Daniel
Tal y como había quedado con la agencia, a las 4 1/2 un
flamante Toyota 4 x 4 vino a recogerme a casa de mi suegra. El conductor es
Jorge, y por ahora yo soy el único pasajero.
Nos dirigimos primero a la agencia y como no
había ninguno más, nos fuimos los dos solos, yo como siempre de copiloto. El
coche nuevo, con aire acondicionado y con cargador de móvil, el cual me ofreció
Jorge para cargar el mío. Como salimos de noche, no pude ver el paso por el
corredor sur, que se adentra dando un arco en el mar. Cogimos la carretera
hacia el Darién, y pasado el cruce de Chepo y yendo hacia Cañita, hay otro
cruce vacío, sin casas ni restaurante que marca Islas Kuna.
Desde aquí hasta el embarcadero de Cartí, hay
una carretera infernal de 41
Km . Afortunadamente la habían arreglado y ya no había
esos "cráteres" que decía mi chófer y pudimos ir tranquilamente.
Esta carretera atraviesa la Cordillera
Central, que bien pueden ser Los Andes centroamericanos... El paisaje es
precioso, pero son continuos toboganes. Los que suelen ir en la parte trasera
del coche se suelen marear.
En un momento determinado pasas por un alto de
casi 1000 m snm. que hace de divisoria de mares. Al frente tienes el
Atlántico y a tu espalda el Pacífico. Paramos aquí en lo alto, yo hice algunas
fotos y Jorge se dedicó a limpiar un poco el terreno con el machete. Luego o
quizás un poco antes teníamos una frontera policial en la que me pidieron el
pasaporte y la entrada a la reserva de Kuna Yala.
Hay que pagar 20$ por entrar a la región Kuna.
Es una cantidad de dinero brutal al cabo de un día de la cantidad de gente que
entramos y..., nadie sabe muy bien a donde va ese dinero.
Los kuna son especiales, tanto por sus trajes,
como por sus leyes. Viven en unas islas, aunque algunos en la zona de tierra
firme, una pequeña franca de terreno desde la plataforma continental de lado
del mar hasta la Cima de la División Continental
Hay 365 islas en el archipiélago (ellos dicen
que una por cada día del año), aunque solamente 49 están habitadas. Muchas de
ellas se componen de una palmera y unos metros cuadrados de tierra. Están
gobernados por tres Caciques y tienen dos representantes kunas en el parlamento
panameño, elegidos por ellos.
Las leyes son muy especiales, y a quien se porta mal, lo
expulsan de su territorio. Te puedes casar con un Kuna, pero tienes que aceptar
sus leyes, y todo lo que compres tiene que estar a nombre del kuna.
Cuando llegué al puerto de Cartí vi a un chico
rubio, jovencito, con una niña también rubia, vestida como los kunas. Era Nico,
un chico austriaco que se había enamorado de kuna Yala, se casó con una kuna,
aprendió el idioma kuna perfectamente y compró cabañas y terreno a nombre de la
mujer. Está perfectamente integrado en la comunidad y admitido por los Kunas
Jorge me llevó primero al puerto de Cartí y
luego al de Basuko, que es un puerto fluvial y era el puerto en donde yo tenía
que coger la lancha para ira las islas.
Al poco tiempo llegó una barca que ponía Tuba
Sentika. Esa era mi barca, pues así se llama en realidad la isla.
Aunque yo iba solo y por mi cuenta, no tuve
problemas, todo estaba bien organizado y controlado. Palí el kuna encargado de
la infraestructura, me hizo subir a la barca y acomodarme con un chaleco.
Como ya he dicho, es un puerto fluvial y al
principio la marcha es lenta, pues debe de haber poco fondo y la barca va
como a ralentí... Caminas o navegas entre manglares. Poco antes de llegar a la
desembocadura y al encuentro con el mar, el recorrido se hace un poco más peligroso.
Hay cantidad de troncos de árboles en esta desembocadura. Poca profundidad. por
todo esto, el motor se para y durante un periodo corto de tiempo, la barca es
manejada desde la proa con un pértiga. Así hasta las primeras olas
pequeñas, que nos indican que ya estamos en el mar. Entonces otra vez los
motores en marcha y menos de un cuarto de hora, llegamos a la isla Franklin. En
realidad no se llama así pero todo el mundo la conoce por este nombre por ser
el nombre del propietario de 20 cabañas.
En la isla había una chica alemana que
organizaba un poco las cosas más sencillas, como horas de comida, actividades,
etc. Se llama Ana y es la compañera de Pali. Parecida historia a la de
Eneko.
A mi me asignaron a la cabaña número 14. Era
un poco chapucilla, dos jergones y nada más. El suelo de tierra y sin luz.
Acomodé mi mochila en la otra cama y me fui a
recorrer la isla. Antes tuve el compromiso de Pali de que a las tres de la
tarde me cambiaría de cabaña y me pondría en una en la que la entrada estaba
frente al mar.
La isla es pequeña, pero.... hay una malla
metálica que la divide en dos partes. Son las dos familias que tienen la isla y
las cabañas. En la mía había 20 cabañas, con capacidad cada una para dos, tres,
cuatro y hasta para cinco personas. Esta malla es un horror y un error. Dicen
que antes había robos en las cabañas de la otra parte y que por ese motivo la
pusieron. Yo en estos días he estado todo el día con la puerta abierta y las
cosas encima de la cama y no me ha pasado nada.
Bueno, como decía, esta isla Franklin o
la parte que correspondía a Tuba Senika, constaba de 20 cabañas, y había unos
15 kunas que se encargaban del mantenimiento de esta isla para los turistas. Por
la mañana rastrillaban y dejaban la playa y la isla lisa. También hacían todos
los servicios de mantenimiento: agua para los baños, las duchas, preparar las
comidas, mantener abierto un pequeño almacén, realizar un tour a otras islas,
etc. Había también un comedor grande comunal y una sala donde había televisión
y un pequeño almacén donde podías comprar por lo menos cerveza. Como no hay
nada más que hacer en esta isla, playa, baño de mar, hamaca y lectura. Ya voy
por el capítulo XX del Quijote.
Una caracola avisaba el momento de ir a comer.
La comida fue bastante normalita y si querías langosta, la pagabas aparte creo
que unos 15$. Yo no comí porque tampoco me entusiasma.
A las tres me dijo Palí que me cambiaba de
cabaña a la número 8, frente, frente al mar, pero.... que tendría que
compartirla con una alemana que también viajaba sola. La alemana, rubia, entre
20 y 25 años, cogió los bártulos y se fue a la 8. Yo le dije que más bien me
quedaba donde estaba y me quedé. Ya veis hubiera tenido mar por delante y monte
(era fuerte), por detrás, pero..., no hay carnaza este año para los
lectores. Jaja.
Para matar el tiempo, por la tarde, unos
juegan al voley otros a cartas y ese día después de cenar se organizó una
pequeña fiesta. La mayoría eran alemanes, y hablaban en ese idioma. Yo no
pintaba nada en ese ambiente y después de un trago de ron el Abuelo, me retiré
a mi solitaria cabaña.
Al día siguiente 4 de agosto, el día amaneció
precioso y para las seis de la mañana ya estaba yo viendo la salida del sol en
este caribe y fotografiándolo con palmeras en la sombra y un rojizo amanecer.
Todo muy bucólico y muy bonito, pero...zas. Recibo un mensaje; mi compañero de
aventuras Angel Huarte, ha muerto. Tenía 85 años y había vivido intensamente
pero... tenía una vitalidad y ganas de hacer cosas terribles.
Esta noticia ha estado presente todo el día en
mi cabeza. Dos recuerdos homenaje a él: cuando en 1991 fuimos juntos de viaje
por primera vez a Tailandia y cuando en 1996 cenamos en la Plaza Durbar de
Patán en Nepal y lo pasamos tan bien que en un taxi y agarrados por los hombros
a duras penas penas llegamos a Katmandhú. Gracias a Juan que era el mas
juicioso, porque nosotros decíamos: driver, stop, páranos aquí que no queremos
llegar al hotel. En fin son recuerdos. Ahora lo que más me duele no es el
momento de su muerte sino el tener la costancia de que aunque parezca
perogrullada, nunca más no vamos a juntar por la calle y reírnos por
nuestro encuentro o planificar un viaje más a la India. Ese fue su sueño, y me
lo pidió. Dani, llévame a la India. Ya el tiempo iba pasando para los dos y las
circunstancias también se volvieron duras para mí y..., nos quedamos sin
hacerlo. Tres veces habíamos ido juntos al continente asiático.
Así fue transcurriendo el día entre mensajes
que recibía, gestiones para tratar de mandarle de nuestra parte: sus amigos
viajeros, un centro de flores y pensar y pensar.
Me quedé en la isla. Aparecieron dos chilenas
encantadoras, Jacinta e Ignacia, psicóloga y terapeuta. Daba gusto hablar con
ellas y echamos unas cervezas. Confirmé los billetes de vuelta, tomé el sol y
me interesé un poco por la cultura kuna. Cuando estaba yo en mi lectura del
Quijote se me acercó un kuna y me pregunto la edad. Cuando le dije que
61, el me contestó que 51 y que cuatro veces al día sin viagra, natural todo,
mucho marisco, langosta y tortuga. Esto de la tortuga sería para retrasar el
momento. Nos reímos un poco y ya está. Hay un personaje curioso, un francés
joven de unos 30 ó 35 años que viaja solo con sus dos hijos de 6 y 8 años
respectivamente. Bien educados a la hora de ir al comedor, de jugar etc. les da
uno libro a cada uno y se pasan ratos leyendo. Me dijo que también con ellos
había ido a Vietnam y a Malasia. Chapeau.
Esta fue mi última noche en Kuna Yala. Al día
siguiente viernes 5 volvía hacia Panamá Cyti.
Tuve suerte, en el puerto del embarcadero me esperaba
un todo terreno para mí solo. Me senté a lado del chófer y me contó parte de
sus amoríos. (Aquí debe de ser fácil). Cómo su primera mujer pudo ser una india
de India, pero que el padre de ella no estuvo por la labor y la mandó a India.
Ahora estaba casado pero que su mujer
como que le trataba con dureza y ya no le decía: hola mi amor, como te va, ni le regalaba nada, como que lo tenía abandonado. Solución, sigue casado pero tiene una amante colombiana que si le dice hola mi amor y le regala zapatillas y..., cariño. En fin así es la vida en esta Sudamérica que abandonaré ya mañana. Nos vemos pronto y no sé si escribiré más, aunque tenía pensado coger unas notas sobre la gran vuelta desde Panamá hasta Pamplona. Ya veré. Saludos a todos y gracias por seguirme. Agur. Daniel
Este aeropuerto aunque es inmenso, está muy bien señalizado y en poco tiempo encontramos nuestra puerta de embarque la A-31.
como que le trataba con dureza y ya no le decía: hola mi amor, como te va, ni le regalaba nada, como que lo tenía abandonado. Solución, sigue casado pero tiene una amante colombiana que si le dice hola mi amor y le regala zapatillas y..., cariño. En fin así es la vida en esta Sudamérica que abandonaré ya mañana. Nos vemos pronto y no sé si escribiré más, aunque tenía pensado coger unas notas sobre la gran vuelta desde Panamá hasta Pamplona. Ya veré. Saludos a todos y gracias por seguirme. Agur. Daniel
Crónica del día 25 de agosto
El pasado día 20 de agosto, estaba yo paseando por Sangüesa,
cuando me junté con mi amigo Babi Navallas. Se sorprendió al verme y me dijo
que me situaba en Panamá, pues dije que iba a mandar la crónica final y no lo
había hecho.
La verdad es que un viaje tiene muchas
facetas, cómo conseguir hostal, dónde comer, cuál es la mejor cerveza, como
funcionan los autobuses y todas esas cosas. Una de las facetas es también para
mí, buscar un Internet o un Cyber Café y escribir la crónica.
Llegas a casa y aunque tengo notas de todos
los últimas días, te entra la pereza, esta faceta ya no forma parte de tu vida
rutinaria, que sí la había sido en el viaje y te cuesta escribir.
El viernes 5 de agosto abandonaba el
archipiélago de San Blas y me volvía a la capital. Antes os contaré una pequeña
anécdota que me ocurrió en estas islas.
Después de recibir la noticia del
fallecimiento de Ángel, me fui a una hamaca situada enfrente del mar entre dos
palmeras maravillosas, con la intención de a trasladar mi imaginación a los momentos
que compartí con Ángel en los múltiples viajes y encuentros que tuvimos.
También me llevé el libro del Quijote para ir compaginando pensamientos y
lecturas... Pero he aquí que cuando me tumbo largamente, miro para arriba y en
la palmera que sujeta la hamaca, hay 5 cocos que me miran. Al principio no le
doy importancia, pero luego caigo en la cuenta de que la noche anterior en la
plaza central, cayó un coco y a una turista le pasó rozando. ¿Y si me cae? Me
mata. Volvía a leer. Mira que el coco cae sin avisar..., y me abre la cabeza.
Trataba de leer y nada. Decidí cambiar de postura. Donde la cabeza los
pies y viceversa. Esta otra palmera era más pequeña, y solo tenía un coco, pero
amenazante. Ni dormir, ni tomar el sol, ni leer. Pensaba en el programa 100
maneras absurdas de morir y ya me veía el titular: Mientras descansaba un
turista, un coco hizo que la persona de la hamaca, pasara a un descanso mayor.
Para mas INRI estaba leyendo el capítulo en el que a don Quijote, los pastores
le dan una pedrada en la cabeza y otra en el brebaje milagroso, dejándolo por
muerto. Me levanté y me fui. Creo que los cocos aún siguen allí.
Hablando con mi sobrina Maider, que se iba
para el Tibet y conocedora de Asia, me comentó que la caída de cocos era la
primera causa de muerte entre los turistas en Tahilandia. Quizás sea exagerado,
no lo sé.
El viaje hasta la capital estuvo muy bien. El
chófer me contaba que cuando se casó, su mujer le decía amorcito y ¿cómo te fue
el viaje?, y que ahora nada de nada. Se había tenido que echar una amante
colombiana que sí que le decía esas cosas y además le regalaba zapatos y otros
detallitos. Íbamos los dos solos en el 4 X 4. Nos paró la "poli", y a
él le pidieron la documentación del coche y a mí el pasaporte. Tras media hora
venga darle vueltas a mi documento vino y me dijo, que le enseñara el sello de
entrada en Panamá, como así lo hice. Estaba en la primera página. Pequeños
contratiempos del viaje que no llega a mayores.
En la capital, nada especial. Caen tremendos
aguaceros, pero a la media hora vuelve a lucir el sol. Fui a donde mi amiga la
"pedicura callejera", y por 5 $ me recortó las uñas de las manos y de
los pies. Este es un servicio que echaré aquí en falta. El metro había tenido
avería y estaba fuera de servicio. Todos a movernos en autobuses urbanos. Una
práctica que ya tenía abandonada. Grandes colas, la gente empieza a subir,
mientras otros bajan por la puerta central. En un momento determinado, un
montón de personas se suben por la puerta central antes de que al chófer le de
tiempo a cerrarla. Y..., por fin llegó el domingo el día de nuestra partida.
Una caravana de tres coches y 15 personas
partíamos de casa de Flora, para ir al aeropuerto internacional de Tocumen.
Nada más llegar, me dirigí a la facturación de
Lufthansa para que me diera buenas tarjetas de embarque, pues el viaje es largo.
Así lo hizo la aeromoza terrestre y tuvimos, asiento, pasillo y dos asientos más.
Ekaitz vista la experiencia del viaje
anterior, se llevó un taper de arroz con guandú y como no se lo iban a dejar
pasar al avión, se lo comió allí un poco antes de pasar el control de
pasaportes e ir hacia la zona de embarque. A una chica que llevaba una botella
de plástico con coca cola, no se la dejaron pasar y de rabia la estrelló en la
papelera donde se recogía todo lo que no dejaban pasar.
La sensación de inseguridad que hemos
adquirido es tal, que delante de mí iban dos musulmanas con chador, pero con la
cara descubierta y yo pensaba:..Sí, sí, que nos registren bien, que nos pasen
el detector de metales a todos. No hubo nada especial y todo transcurrió con
normalidad, pero un poco de yu-yu te entra.
Leo en el monitor de abordo; distancia Panamá
- Francfurt: 10.669 Km .
Tiempo estimado de viaje 11 horas Altitud de vuelo 10.000 m . Sigo
mirando la pantallita y veo que a las dos horas de salir, habiendo recorrido 2000 Km . pasamos por Cuba y
Dominicana. Luego ya será todo Atlántico puro.
A las cuatro horas de viaje y ya en medio del
Atlántico, turbulencias. Parece que el avión se va a descomponer. Yo agarra a
los reposa brazos y sudor frío. Porque cuando piensas que estás a 10.0000 m de altura sobre
el mar...Media hora duró esta incidencia, que a mí me pareció un siglo.
Felizmente a la hora prevista llegamos al
aeropuerto de Francfurt.
Este aeropuerto aunque es inmenso, está muy bien señalizado y en poco tiempo encontramos nuestra puerta de embarque la A-31.
Dos horas era el tiempo de espera para el
vuelo a Bilbao. Por fin, me junte con un famoso (local), Kepa Junkera que venía
también a Bilbao después de haber actuado por Alemania. Estuvimos charlando un
rato y nos hicimos una foto.
Ah!, se me olvidaba, aquí sí que en el control
policial nos hicieron pasar a todos por un escaner durante 5 segundos. El vuelo
hasta la capital vizcaína fue plácido y tranquilo. En dos horas estábamos en
Loiu.
Problema, por listo yo. Las maletas no salían
en la cinta transportadora y..., ya íbamos a hacer la reclamación cuando una
empleada de AENA, al decirle que veníamos de Panamá, nos indicó la cinta
transportadora por la que salían nuestras maletas, pues habían pasado aduana en
Alemania. Allí estaban, las tres maletas solas dando vueltas y mas vueltas y
nosotros en otra cinta esperando y desesperando como tontos. Ya es segunda vez
que me pasa y las dos veces por lo mismo y en Bilbao. Ya sabéis que el hombre
es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y tres y cuatro...
Un bus estilo villavesa nos traslado hasta la
estación de buses de Bilbao y allí a las 8 y media de aquí del día lunes, nos
traslado hasta Pamplona. Reventados claro, pero ya en casa.
Bueno, esto ha sido todo por este año. Si el
año que viene hay viaje, habrá crónicas. Ahora intentaré subir todo esto con
fotos al Sangúesino Viajero y allá por diciembre igual está terminado. Agur y
hasta otra. Danie3l
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